Martes 6 de junio de 2023. San Norberto y Marcelino Champagnat

Marcos 12, 13-17

Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios

13 Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. 14 Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impueso al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?". 15 Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario". 16 Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César". 17 Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.

Reflexión.

Revisemos nuestra vida … ¿tenemos conflictos entre lo que debemos dedicar a Dios y lo que es propio de esta sociedad? … ¿Cómo repartimos nuestro tiempo? … ¿Cómo podemos en nuestra vida convertir lo mundano en trabajo por el Reino? … ¿por dónde empezar? …Pidamos ayuda para poder discernir sobre lo que Dios nos pide que hagamos … hoy

Coloquio.

Señor, nos invitas a no confundirnos. A no mezclar las regulaciones gubernamentales con las de Dios. Pagar los impuestos y cumplir con las leyes es algo que le compete a los gobernantes y a la sociedad. Pero Dios nos pide una actitud distinta que supera las obligaciones impositivas. Más alá de los impuestos para abordar los temas comunes sociales, estamos llamados por Dios a vivir fraternalmente, a perdonar y servir a todos. El impuesto de gobierno tiene sus límites, los valores de Dios nos invitan a una solidaridad sin límites, a una colaboración ilimitada a dejar de lado los rencores y las odiosidades, independiente de lo que hayamos recibido. A poner la otra mejilla en caso de ofensa y a perdonar a quienes nos deben. Al Cesar, los impuestos con sus leyes. Entre nosotros a confiar y vivir como  hermanos, hijos de un mismo Padre: Dios. Y con ello vivir felices eternamente, ahora y siempre.  Amén