Miércoles 19 de octubre de 2022. San Pablo de la Cruz

Lucas 12. 39-48

Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá

39 Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. 40 Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada". 41 Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?". 42 El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? 43 ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! 44 Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. 45 Pero si este servidor piensa: "Mi señor tardará en llegar", y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, 46 su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. 47 El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. 48 Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.

Reflexión.

Revisemos nuestro presente, nuestra vida hoy … ¿estamos preparados(as)? … Si nos llaman hoy … ¿tenemos nuestra vida en orden? …¿hemos hecho lo que Dios anhela de nosotros … hemos hecho su voluntad? … ¿estamos haciendo su voluntad? … ¿qué podemos hacer para que efectivamente sea su voluntad la que reine nuestras vidas? … ¿cuál será la voluntad de Dios en nosotros? Le pedimos ayuda al Señor para darle prioridad a estar verdaderamente preparados para ese encuentro con Jesús. A que nuestra vida sea consistente con lo que nos pide el Señor como estilo de vida.

Coloquio.

Señor Jesús, nos has confiado tanto, nos has comunicado los deseos del Padre: que nos amemos y nos perdonemos como Dios lo hace con nosotros. Ayúdanos a no descuidarnos en esta gran misión de actuar coherentemente con la voluntad divina. Porque se nos dio mucho, se nos pedirá muchos. Aquí estamos, Señor, para responder a tus amorosas exigencias. Porque nos confiaste mucho nos reclamas más. Toma Señor. y recibe todo lo que nos regalaste, multiplicado por el quehacer cotidiano de nuestra vida fraterna y solidaria, multiplicado por la justicia y la solidaridad como valores centrales en nuestras decisiones. Gracias, señor, por todo lo que nos has dado y confiado. Gracias, Señor.