Sábado 11 de febrero de 2023. N. Sra de Lourdes

Marcos 8. 1-10

La gente comió hasta quedar satisfecha

1 En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: 2 "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. 3 Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos". 4 Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?". 5 Él les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete". 6 Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. 7 Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. 8 Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. 9 Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. 10 En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.

Reflexión.

Contemplemos la escena, … nos es conocida … es gente que viene de lejos … Recordemos a aquellos amigos, familiares que están lejos de la Iglesia, pero que se interesan por la palabra de Jesús, … ¿Quiénes son?  … ¿De qué tienen hambre?   … ¿Cuáles son sus necesidades?   … Imaginemos que ellos están entre la multitud.  … Jesús siente compasión por ellos… ¿Y nosotros?  … ¿Cuánto nos preocupamos de ellos? … ¿Qué podemos compartir para saciar sus necesidades? … ¿Cuáles son sus necesidades?  … ¿qué panes podemos compartir especialmente con ellos? … ¿nuestra alegría de vivir con el Señor? … ¿nuestro estilo de vida?... ¿Cómo dar testimonio de ello?  ¿Cuándo?

Coloquio.

Señor, hay tanta necesidad en nuestro mundo. Tantas personas cercanas y lejanas están con carencias graves que les impiden vivir plenamente. Que les impiden ser felices. Las tenemos junto a nosotros, en nuestras familias, en nuestras amistades y personas que conocemos bien. Al igual que lo que te pasó con esa multitud nos dan pena que estén así. Nos gustaría verlos y sentirlos felices.  Y tú nos pides que nosotros les demos lo que les falta. Bendice, Señor, nuestras capacidades, lo que podemos compartir con ellas y ellos. Bendice nuestros bienes, nuestras habilidades, nuestro tiempo nuestra vida para que la compartamos entre todos y todas. Aquí están nuestro panes y peces. Con tu bendición alcanzará para todos si todos los compartimos. Gracias, Señor, por estar siempre preocupado de lo que nos falta para ser plenamente felices. Gracias, Señor.