Reflexión.

Recordemos aquellos momentos cuando en nuestra vida nos parece que Jesús no está … cuando nuestra fe flaquea … recordemos esos momentos de desolación, cuando creyendo poder hacer las cosas sin Dios, no nos resultan … Recordemos la tristeza, la angustia que eso nos ha provocado… Las cosas no funcionan, nos complicamos, nos enredamos, no tenemos suficiente fuerza e inteligencia para salir solos, necesitamos ayuda, pero insistimos … y nos va mal.  … Recordemos por otro lado cuando consolados volvemos a estar junto a El. ¿No se transforma nuestra tristeza en alegría cuando nuestra  fe renace? … Comparemos ambas situaciones angustiadas sin Cristo y alegres con El.

Coloquio.

Señor Jesús, Hay momentos en que todas los problemas y las crisis que estamos viviendo nos hacen creer que no estás, que estamos solos y nuestra desolación y tristeza nos hace llorar. Es que apartados de ti, tratando de resolver todo solos con nuestras capacidades limitadas, esto es un infierno.  Sin embargo, cuando te volvemos a sentir presente, nuestra consolación emerge con esperanza y fe de que todo esto pasará y desde lo destruido nacerá una nueva realidad. La crisis sanitaria pasará y tendremos vacunas más efectivas y remedios que nos ayudarán a enfrentar próximas pandemias. Juntos podremos superar la crisis económica con solidaridad y fraternidad. Juntos podremos superar la crisis social con mayor justicia, más amor y bajando los rencores  y odios que nos impiden avanzar en una sociedad de hermanos en que nos ayudemos unos a otros. Y así, contigo esperamos que se despierte una conciencia eclógica de cuidado de nuestra casa común y finalmente podamos con la participación de todos reconstruir nuestra comunidad eclesial, para que centrados en Ti, Señor, podamos anunciar el Reino de Dios entre todos, sin abusos, discriminaciones ni presiones indebidas. En ti confiamos, Señor. Amén