Reflexión.

Contemplemos la escena... tanta gente siguiendo a Jesús. ... Tienen hambre. ... Jesús le pide a los apóstoles superar la carencia con la solidaridad. Compartir lo poco que tenemos... con fe, ... pedir al Padre y confiar ... como lo hizo Jesús. … Recordemos aquellos momentos en nuestra vida en que el Señor nos ha pedido compartir algo ... ¿lo hicimos? … ¿qué sentimos al respecto? …Recordemos aquellas personas con carencias que no piden nada, pero que necesitan mucho. ... ¿Cómo poder acogerlos solidariamente? ... Las matemáticas suelen ser distintas en la economía de la solidaridad. …Recordemos aquellos momentos en que fuimos testigo de cómo miles se alimentaban de sólo cinco panes y dos pescados. ... ¡y al final sobraba! … Recordemos aquellos momentos vividos en que la solidaridad permitió resolver grandes problemas de muchos, con el esfuerzo y el amor de otros tantos. ¿Qué sentimos ante ello?

Coloquio.

Señor, Jesús, nos invitas a resolver las crisis solidaria y fraternalmente, en lugar de tratar de hacerlo individual y egoístamente. En momentos en que a tantos les falta tanto, tu camino consiste en poner en común lo mucho o poco que tenemos para repartirlo, preferencialmente entre los que poco tienen. Bendice, Señor, las iniciativas solidarias que surgen en nuestras comunidades. Bendice a quienes colaboran para combatir el hambre, producto de la crisis económica. Bendice a quienes se entregan por entero para atender a los enfermos. Bendice a los que se acompañan para combatir el miedo y la desesperanza. De distintas formas, ponemos en común nuestros pocos panes y peces. Con tu bendición, se multiplicarán. Gracias, Señor, porque te encontramos resucitado en las ollas comunes y comedores solidarios de nuestras poblaciones. Gracias porque te encontramos vivo en en los hospitales animando al personal de salud. Gracias porque estás presente junto a cada persona que sufre en esta crisis sanitaria, económica, social y ecológica. Gracias, Señor, por estar siempre con nosotros, resucitado.