Sábado 10 de Septiembre de 2022. San Nicolás de Tolentino

Lucas 6,43-49

¿Por qué me llaman “Señor, Señor”?

43 No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: 44 cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. 45 El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. 46 ¿Por qué ustedes me llaman: "Señor, Señor”, ¿y no hacen lo que les digo? 47 Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. 48 Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. 49 En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande"

Reflexión.

¿cuáles son los frutos de nuestra vida? … ¿cómo pueden reconocernos? … ¿qué obras nos reflejan? … ¿cuál es el objetivo de nuestra vida? … ¿sobre qué cimientos está construida? … ¿llevamos a la práctica lo que escuchamos de Jesús? … ¿en qué se nota?

Coloquio.

Señor Jesús, ante ti y toda la corte celestial, queremos manifestar nuestra intención deliberada de seguirte y contigo llevar adelante el proyecto del Reino, lo que se demuestra por nuestras acciones, las que, inspiradas en tu Evangelio darán los frutos que nos identificarán como discípulos tuyos. Tu estás en nuestro corazón y ese es el tesoro que nos anima a seguir adelante. Señor Jesús, queremos siempre hacer lo que nos has enseñado y de ese modo construir nuestro proyecto de vida basados en ti. Tu eres la roca firme donde está cimentada nuestra casa, nuestra vida. Llegarán los vientos y las aguas torrentosas, los momentos difíciles y no podrán derribarla porque está cimentada en el amor, el servicio y el perdón que hemos aprendido de tu Evangelio. Amén.