Reflexión.

Contemplemos nuestra vida ... Observemos nuestras acciones apostólicas …  A quienes hemos ayudado más ... a quienes hemos amado más ..¿Cómo comenzaron nuestras obras apostólicas? ... ¿Cómo han ido creciendo?  ... ¿Nuestra vida espiritual está ya dando frutos en nuestra vida cotidiana? ... ¿Cuáles son esos frutos? ... ¿Son las ramas de nuestro árbol de la vida ya suficientemente fuertes como para acoger a las aves del campo? ... ¿Quiénes se cobijan en nuestra vida? ... ¿quiénes ya se posan en nuestras ramas? Los traemos a nuestra oración y pedimos por ellos y por nuestra vida que crece como el grano de mostaza y como el pan con la levadura.

Coloquio.

Señor Jesús, nos invitas a ser parte del Reino de los Cielos, donde lo pequeño se hace grande como del grano de mostaza surge un inmenso árbol y desde un poquito de levadura fermenta toda la masa. Nos comprometemos a trabajar por ese Reino, desde nuestra pequeñez, desde nuestra mínima singularidad. Contigo la semilla germinará y podremos crecer como árbol tan fuerte que seamos capaces de cobijar a muchos en nuestras ramas y a fermentar en muchos para que este equipo de apóstoles siga aumentando y podamos convertir el mundo y la sociedad a una mejor  convivencia, donde reinen el amor, el perdón, la justicia y el servicio y con ello vivir felices ahora y por toda la eternidad, Amén.