Viernes 17 de marzo de 2023. San Patricio

Marcos 12,28b-34

El Señor, es el único Señor

28 Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". 29 Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; 30 y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". 32 El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, 33 y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". 34 Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Comentario

Esta reflexión puede aplicarse a nuestra vida de muchas maneras. 

En primer lugar, nos recuerda que nuestra fe debe estar centrada en el amor a Dios, como lo establece el primer mandamiento. Pero el amor a Dios no puede ser separado del amor al prójimo, como lo establece el segundo mandamiento. Si verdaderamente amamos a Dios, debemos reflejar ese amor en nuestra relación con los demás.

Además, este diálogo entre Jesús y el escriba nos muestra la importancia de la interpretación adecuada de las Escrituras. El escriba le pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más importante, y Jesús le responde citando la Escritura. Pero no se limita a citarla, sino que la interpreta de una manera que muestra su profundidad y su aplicación práctica en la vida cotidiana.

Finalmente, este texto nos recuerda la importancia de la humildad en nuestra búsqueda de la verdad. El escriba, al escuchar la respuesta de Jesús, reconoce que ha hablado con sabiduría y entendimiento, y Jesús le responde diciéndole que no está lejos del reino de Dios. La humildad de reconocer que no lo sabemos todo y de estar abiertos a aprender de otros es esencial para nuestra vida espiritual.

En resumen, Jesús nos enseña la importancia del amor a Dios y al prójimo, la interpretación adecuada de las Escrituras y la humildad en nuestra búsqueda de la verdad. Aplicar estas enseñanzas a nuestra vida diaria nos ayudará a ser mejores seguidores de Cristo y a reflejar su amor en el mundo.

Reflexión.

Recorramos nuestra existencia cotidiana … nuestro día típico … desde que nos levantamos hasta que nos acostamos … ¿en qué momentos podemos reconocer verdaderamente que estamos amando al Señor con todo nuestro corazón? … ¿con toda nuestra alma? … ¿en qué momento lo tenemos presente vivamente en nuestro pensamiento? … ¿qué es lo que hacemos con fuerza por amor a El? … Repitamos el mismo ejercicio, pero ahora con nuestros hermanos … por quienes nos rodean … los que viven con nosotros o cerca nuestro. ¿a quienes amamos más? … ¿a quienes amamos menos?.  Ofrezcámosle al Señor este acto de amor, le damos gracias por ayudarnos a amarle más y le pedimos nos ayude a corregir lo que necesitamos  para que estos dos mandamientos gobiernen nuestra vida cotidiana. Si todos pudiéramos hacer y vivir esto, más Reino de Dios estaría instaurado. ¡qué Buena Noticia!. Gracias Señor por invitarnos a amarnos en tu Nombre

Coloquio.

Señor Jesús, Sentimos tu amor. Cuando experimentamos el amor infinito de nuestro Dios, nuestra reacción lógica e inmediata, nuestra respuesta natural: amarte, Señor, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestras fuerzas. Ayúdanos, Señor a aumentar nuestra oración, para sentir el amor misericordioso de Dios que toma la iniciativa y así responder amando a Dios por sobre todas las cosas. Nos resulta natural amarnos a nosotros mismos. Ayúdanos, Señor, a usar la misma medida para amar a nuestros prójimos. Ayúdanos a darnos cuenta que independiente de lo bueno o lo malo, lo bien o mal que nos parezcan, tu habitas en ellos. De modo que la mejor forma de expresar nuestro amor hacia ti, es con acciones de amor y de perdón con nuestros prójimos, especialmente los más débiles y desprotegidos. De esta forma, amando a Dios y a nuestros hermanos y hermanas donde habita Dios, nos encaminamos al Reino de Dios por toda la eternidad. Amén.