Miércoles 21 de diciembre de 2022. San Pedro Canisio

Lucas 1. 39-45

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. 40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, 42 exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 45 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

Reflexión.

Imaginemos que María esperando al niño nos viene a visitar. … a nuestra casa … la hacemos pasar … allí esta ella con Jesucito en su vientre. Dejemos entrar a María a nuestra vida cotidiana, a nuestra intimidad … si nos pregunta ¿cómo estás? … ¿qué le respondemos? … ¿cómo estamos? … ¿qué le decimos? … a María … la madre de Jesús … nuestra Madre … Ella está interesada en lo que nos pasa … lo bueno y lo malo … las penas y las alegrías ..y ella no está sola está con un fruto en sus vientre … Está con Jesús … ¿qué le contamos? … ¿qué sentimos? … Dejemos entrar a María a nuestra vida. … ¿Qué le podemos decir hoy a la portadora de tan buena noticia para toda la humanidad? ... ¿Qué es lo que más nos llama la atención de ella? … ¿Qué sentimos ante su presencia en nuestro corazón? … Escribámosle una oración muy personal a ella. Nuestro “Ave María”, con nuestras palabras, con nuestra vida … y se lo ofrecemos a ella… a María … nuestra mamita celestial.

Coloquio.

Mamita María, compartimos tu alegría. Y contigo la alegría de nuestras mamitas terrenales, ya sea que estén en este mundo o ya estén en el cielo. Tu eres nuestra mamita celestial, el Señor está contigo y tu, con El, estás con nosotros. Te presentamos nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes, nuestras penas, para que tu nos ayudes, nos consueles y nos animes. Sentimos tu presencia en nuestras vidas y eso nos llena de gozo, como todo niño y niña que ante cualquier problema busca a su mamá. Confiamos en ti, porque Dios te ha bendecido más que a todos y todas, obrando en ti la maravilla de engendrar y cobijar a Jesucito, nuestro salvador, el Mesías, quien nos trae la Buena Noticia de Dios Padre. Gracias, mamita, por decir que "si". Gracias por aceptar esa hermosa misión, gracias por aceptar ser la mamá de Jesús, nuestro Señor y con ello nuestra mamá. Tu, que eres parte de la corte celestial, te pedimos que ruegues por nosotros, siempre, en todo momento, lo necesitamos, Necesitamos tu humildad, tu disponibilidad y tu amor. Ruega por nosotros, por nuestras preocupaciones de hoy. Y muy especialmente, te pedimos, que cuando nos toque emprender el viaje a la eternidad, nos acompañes, para llegar tomados de tu mano a la presencia del Padre misericordioso y contigo entrar en el Reino eterno. Amén.