Reflexión.

Repasemos nuestra vida apostólica … ¿cómo empezamos? … recordemos las primeras veces en que nos acercamos a Dios con mucha fe.  Recordemos aquellas veces en que ayudamos tímidamente a otros … Comparemos eso con nuestro presente ¿ha crecido como el árbol que parte de una pequeña semilla? … Ha fermentado como la levadura? … ¿Está estancada nuestra vida apostólica? … ¿Ha bajado su intensidad?  Le pedimos al Señor ayuda para que nuestra fe y nuestro amor traducido en obras crezca cada día más. Que podamos dar hasta que duela, para que sobrepasemos lo que es justo hacer y lleguemos al terreno de la caridad, donde lo que hacemos es más que justo, es un acto de amor inspirado por Dios … ¿con quién se aplica? … ¿cómo se aplica?.

Coloquio.

Señor Jesús, el Reino de Dios es nuestra forma de vivir en sociedad. El Reino de Dios es como Dios nos sueña colectivamente. Ayúdanos, para que con nuestra vida y nuestro testimonio seamos agentes que hagan crecer la semilla que tu plantaste y que crezca como el árbol de la parábola. Que nuestra manera fraterna de relacionarnos y que la mirada misericordiosa de mirarnos vayamos haciendo crecer con ramas robustas este árbol para que acoja a tanto pájaro necesite cobijarse. Que la levadura de la solidaridad haga fermentar la masa, para que la harina de nuestro pan se inflame con la alegría del amor. Gracias, Señor por impulsarnos a continuar cultivando el mundo soñado por el Padre. Amén