Lunes 24 de octubre de 2022. San Antonio María Claret

Lucas 13. 10-17

Quedó sana y daba gloria a Dios

10 Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. 11 Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. 12 Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", 13 y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. 14 Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado". 15 El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? 16 Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?". 17 Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

Reflexión.

Contemplemos nuestra vida. Aquellas cosas que por años hemos tratado de liberar, pero que arrastramos con nosotros. ¿Hay algo que nos gustaría cambiar de nuestra vida? … ¿Hay algo que llevamos a cuesta y que no nos deja caminar erguidos(as)? … Se lo presentamos al Señor. … El puede cambiar nuestra vida. El puede liberarnos de lo que nos tiene atados(as) … Le pedimos ayuda y ponemos toda nuestra fe en esta petición. ¡Gracias Señor!. … Por otro lado, ¿conocemos a personas que como la mujer del evangelio carga con algo que le impide ser feliz? … se los(as) presentamos al Señor, para que les vea y les cure. … ¿en qué podemos ayudar nosotros para esa curación? … ¿qué podemos hace para que su vida cambie?... si hay algo que se mi dependa hagámoslo ya, sin excusas, es prioritario. Sino, dejemos que Dios intervenga, El lo hará “aunque sea sábado”, se saltará las reglas de la tradición aplicando la regala del amor y nos invita a lo mismo.

Coloquio.

Señor Jesús, como la mujer de la sinagoga, damos gloria a Dios porque contigo presente en nuestras vidas, nos sentimos curados de aquellas situaciones que nos impedían vivir erguidos con dignidad. Alabamos a Dios porque con tu estilo de vida podemos expulsar de nuestro interior los demonios que nos invitan al individualismo, al egoísmo y la desconfianza que hacen vivir encorvados mirando el suelo amargamente. Gracias, porque amando, perdonando y sirviendo como tu nos invitas, nuestra vida es más feliz, nuestra convivencia más fraterna y nuestro futuro lleno de esperanza. Gracias porque contigo levantamos la mirada al cielo, hacia una vida eterna que ya comenzamos a disfrutar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad que confían en ti, en tu mensaje, en tu invitación. Amén.