Reflexión.

Traigamos a nuestra memoria aquellos momentos en que de algún modo hemos anunciado el Reino de Dios a otros. Recordemos los nombres y los rostros de las personas a quienes hemos evangelizado, a quienes les hemos llevado la Buena Noticia.  Recordemos también a quienes nos han ayudado a encontrar al Señor, ¿quiénes? Recordemos sus nombres, ... sus rostros, sus voces. Se los presentamos al Señor ... a nuestros evangelizadores ... y a nuestros evangelizados. Así es como se extiende la Buena Noticia …  Gracias Señor...

Coloquio.

Gracias, Señor, por confiar en nosotros y enviarnos en misión. Partiremos, Señor, solo contigo, unidos a Ti. No necesitamos nada más, porque contigo tenemos todo lo que necesitamos. Vamos en tu nombre y contigo. Llevaremos adelante la misión que el Padre te encomendó y que tu nos pides que la hagamos contigo: Anunciaremos la Buen Noticia a todo quien nos quiera recibir y escuchar. Liberaremos de los males del cuerpo y del alma a todos los que nos pidan. Liberaremos de sus vidas los demonios que los atormentan, quitándoles la paz y la alegría. Y no nos preocuparemos de quienes no quieran atendernos, seguiremos nuestro camino para atender a quienes nos quieran recibir. Vamos en paz y entusiasmados de ser enviados por Ti. Gracias Señor.