Jueves 8 de junio de 2023. San Armando y Medardo

Marcos 12. 28-34   

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas

28 Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". 29 Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; 30 y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". 32 El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, 33 y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". 34 Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Reflexión.

¿Con qué fuerza amamos a Dios? … ¿Cómo se nota que nuestro corazón está consagrado a ese amor? … ¿Cuándo hemos puesto otras prioridades sobre el amor a Dios? … ¿En qué se nos nota cuando el amor es hacia nosotros mismos? … ¿Cómo expresamos nuestro amor hacia nuestros hermanos y hermanas? … ¿quiénes? … ¿a quiénes amamos más? … ¿ a quiénes amamos menos? … ¿Los amamos más o menos que a nosotros mismos?  … ¿Cómo se nota eso?

Coloquio.

Señor Jesús, nos enseñas que amar a Dios y a amar al prójimo son los mandamientos más grandes. Te seguimos, Señor. Ayúdanos a hacerlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nuestro espíritu y con todas nuestras fuerzas, Con esta relación de amor con Dios y con nuestros hermanos, podremos realmente hacer de nuestra sociedad el Reino soñado del Padre. Amándonos los unos a los otros surgirán relaciones fraternas y misericordiosas, libres de egoísmos, envidias y resentimientos. Con esta relación de amor, nuestra vida es más feliz y más plena. Gracias, Señor por darnos este maravilloso mandamiento de amarnos los unos a los otros del mismo modo como tu nos has amado, dando la vida. Amén.