Reflexión.

Pongámonos en presencia de Jesús, nuestro Señor. De quien hemos escuchado su evangelio, de quien queremos ser su discípulos y a quien queremos seguirle e imitarle. Imaginemos que está allí, de espalda a nosotros … es El … Imaginemos que se da vuelta, nos mira a los ojos nos menciona por nuestro nombre ( … nos conoce bien) … y nos pregunta directa y personalmente: ¿Que buscas? … ¿Qué le respondemos? … ¿Qué buscamos en Jesús? … ¿por qué queremos seguirle? … Me imagino contándole a otros amigos o familiares que hemos tenido un encuentro con El … ¿Qué les diríamos?

Coloquio.

Señor te damos gracias por quienes nos han conducido hacia ti, por nuestros padres, catequistas y acompañantes espirituales que han despertado en nosotros la fe en tu palabra, el entusiasmo por tu proyecto y de vivir de acuerdo a tu evangelio. Queremos seguirte, Señor, queremos profundizar en nuestro conocimiento interno tuyo. Vivir como tu, sentir como tu, amar y perdonar como tu lo haces. Queremos estar contigo y permanecer contigo por siempre. Acéptanos, Señor, queremos ser parte de tu equipo y contigo invitar a otros, para que juntos construyamos el Reino de Dios en nuestra sociedad. Bendice, Señor, estos deseos nuestros que solo están orientados hacia la mayor Gloria de Dios, Amén.