Jueves 13 de octubre de 2022. San Eduardo

Lucas 11. 47-54

Se pedirá cuenta de los profetas

47 ¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! 48 Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. 49 Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. 50 Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: 51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. 52 ¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden". 53 Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas 54 y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación

Reflexión.

Contemplemos nuestro entorno. … nuestra familia, … nuestro barrio, … nuestro país. ¿dónde encontramos similitudes con lo que ilustra Jesús? … Busquemos a quienes son víctimas de injusticias y de ambiciones mezquinas en nuestro entorno. Y nosotros, … ¿qué hacemos? … ¿Cómo reaccionamos? … si no hacemos nada, ¿no podemos ser cómplices de esas injusticias? … ¿Podrá Dios pedirnos cuentas a nosotros también por el sufrimiento de esos hermanos nuestros, hijos también de El? … Pidamos ayuda para no ser como esos maestros de la ley y fariseos que Jesús denuncia con tanta firmeza y podamos tener una posición clara y firme ante la injusticia … con paz … con amor … pero con firmeza.

Coloquio.

Tantos profetas y apóstoles, Señor, que nos has enviado para comunicarnos la voluntad del Padre Dios. Tú mismo, Jesús, viniste a anunciarnos la buena noticia del Reino y al igual que con los profetas, ganaron las fuerzas de los poderes fácticos combinados: los poderosos de la economía, de los gobiernos, de la fuerza militar e incluso el poder religioso, se unieron para llevarte a la cruz. Pero, somos testigos de que el Padre te resucitó y permaneces entre nosotros con la presencia de tu Espíritu Santo. Ayúdanos, Señor, a no repetir esas injusticias. A reconocerte y encontrarte presente en los más débiles, los más despreciados, los ignorados, los relegados, los discriminados, los pobres que tienen hambre, sed, frío y soledad. Tu, presente en todos ellos, pasan a ser profetas actuales a quienes nuevamente sacrificamos. Perdón, Señor, ayúdanos a discernir tu voluntad para no caer en tanta injusticia e impiedad con tantos hermanos nuestros, Cristos actuales, sufrientes. Pero ya llegará el día de que empiecen a vivir una resurrección y su vida sea más feliz. Ayúdanos para que nosotros podamos ser colaboradores de esa transformación milagrosa. Amén.