Salmo 19(18), 2-5ab
"La Gloria de Dios Proclamada por los Cielos"
“2 El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 3 El día transmite el mensaje al día y la noche se lo hace conocer a la noche. 4 No es un mensaje, no son palabras, ni su voz se puede oír; 5ab pero su pregón se extiende por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo.”
Contexto
Este pasaje constituye la primera parte del Salmo 19, que es un himno de alabanza a la revelación de Dios. Este salmo tiene dos secciones claramente diferenciadas: la primera (vv. 2-7) celebra la revelación silenciosa pero universal de Dios a través de la creación (la revelatio naturalis), y la segunda (vv. 8-15) elogia la revelación explícita de Dios a través de su Ley o Torá (la revelatio specialis). Estos primeros versículos son una contemplación poética y maravillada de cómo el universo mismo es un testigo de su Creador.
Tema Central
El tema central es la proclamación incesante y universal de la gloria de Dios por parte de los cielos y el firmamento. Es un testimonio silencioso ("no son palabras, ni su voz se puede oír"), pero elocuente y comprensible para toda la humanidad ("se extiende por toda la tierra... hasta los confines del mundo"). La creación entera funciona como un evangelista que anuncia la grandeza de su Hacedor.
Aplicación a nuestra actualidad
En un mundo a menudo ruidoso, urbano y desconectado de los ritmos de la naturaleza, este salmo es una invitación a redescubrir a Dios a través de su primera "Biblia": la creación.
La Creación como Catequesis: "El cielo proclama la gloria de Dios...". El salmo nos enseña a "leer" la creación con ojos de fe. Un cielo estrellado, un amanecer, la inmensidad del océano, la complejidad de una flor... no son solo fenómenos físicos, sino que son "mensajes", "pregones" que nos hablan de la belleza, el poder, la sabiduría y la "gloria" de su Creador.
Un Testimonio Continuo: "El día transmite el mensaje al día y la noche se lo hace conocer a la noche". La alabanza de la creación es incesante. No se detiene. El ciclo del día y la noche, del sol y las estrellas, es un recordatorio constante de la fidelidad y la majestad de Dios.
El Lenguaje Silencioso de la Belleza: "No es un mensaje, no son palabras, ni su voz se puede oír; pero su pregón se extiende...". Dios nos habla no solo a través de conceptos y palabras, sino también a través de la belleza, del asombro, de la experiencia estética. A veces, el silencio contemplativo ante la creación puede ser una oración más profunda que muchas palabras. Es un lenguaje universal que trasciende todas las barreras culturales y lingüísticas.
Una Invitación a la Contemplación: Este pasaje es una invitación a hacer una pausa en nuestras vidas ajetreadas, a "alzar los ojos al cielo", a salir a la naturaleza y a dejarnos maravillar. Es en la contemplación donde podemos volver a sintonizar con este "lenguaje" silencioso de Dios y donde nuestro propio corazón puede unirse a la alabanza de la creación.
Este salmo nos recuerda que la revelación de Dios no está limitada a los libros sagrados o a los templos. El mundo entero es un santuario, y cada elemento de la creación es una palabra de Dios para quien sabe escuchar con el corazón. Es un antídoto contra el secularismo que ve el mundo como materia inerte, y una llamada a una espiritualidad ecológica que reconoce y reverencia la presencia del Creador en su obra.
Preguntas para la reflexión
¿Dedico tiempo a contemplar la creación (un paisaje, el cielo, una planta) y a dejar que me "hable" de la gloria de Dios?
¿De qué manera el "mensaje" del día y de la noche me recuerda la constancia y la fidelidad de Dios?
¿Me permito momentos de silencio contemplativo para "escuchar" el lenguaje sin palabras con el que la creación alaba a su Creador?
¿Cómo puedo yo hoy unirme a esta alabanza silenciosa de la creación con mi propia gratitud y mi asombro ante la belleza del mundo?
¿Soy consciente de que, al cuidar la creación, estoy cuidando el "libro" en el que Dios revela su gloria a toda la humanidad?
Oración
Señor, Dios Creador, el cielo proclama tu gloria y el firmamento anuncia la obra de tus manos. Abre nuestros ojos y nuestros oídos para que podamos ver y escuchar el mensaje silencioso que tu creación nos transmite día y noche. Que, al contemplar la belleza del universo, nuestro corazón se llene de asombro y se una a la alabanza que se extiende por toda la tierra, glorificando tu Nombre, que es admirable. Amén.