Levítico 25, 1, 8-17
"El Año Jubilar: Liberación, Restitución y Justicia de Dios"
“1 El Señor dijo a Moisés, en la montaña del Sinaí... 8 Contarás siete semanas de años, es decir, siete por siete, lo que da un total de cuarenta y nueve años. 9 El día diez del séptimo mes, harás resonar el toque del cuerno; en el día de la Expiación, ustedes harán resonar el cuerno por todo el país. 10 Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su clan familiar. 11 Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo: no sembrarán, ni segarán los rebrotes, ni vendimiarán las viñas sin podar, 12 porque es un jubileo, y será sagrado para ustedes. No obstante, podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo. 13 En este año jubilar, cada uno de ustedes regresará a su propiedad. 14 Si vendes o compras algo a tu prójimo, que nadie perjudique a su hermano. 15 Si compras algo a tu prójimo, deberás hacerlo teniendo en cuenta el número de años transcurridos después del jubileo; y si él te vende algo, deberá hacerlo teniendo en cuenta los años de cosecha que quedan. 16 Cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio de compra; cuanto menor sea el número de años, menor será el precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas. 17 Que nadie perjudique a su prójimo, sino que teman a su Dios. Yo soy el Señor, su Dios.”
Contexto
Este pasaje del libro del Levítico introduce una de las instituciones sociales y religiosas más extraordinarias y radicales del Antiguo Israel: el Año Jubilar. Se sitúa dentro del "Código de Santidad" (Levítico 17-26), un conjunto de leyes que buscan conformar la vida del pueblo a la santidad de Dios. Después de establecer el año sabático (un descanso para la tierra cada siete años), la ley del jubileo eleva este principio a un nivel superior: cada cincuenta años (después de "siete semanas de años") se debía proclamar un año de liberación y restitución total.
Tema Central
El tema central es la institución del Jubileo como un tiempo sagrado de liberación y justicia social, fundamentado en la soberanía de Dios. Los elementos clave del Jubileo son: 1) La liberación de todos los habitantes (probablemente se refiere a la liberación de los esclavos por deudas). 2) La restitución de la propiedad familiar a sus dueños originales. El Jubileo busca periódicamente "resetear" la sociedad, evitando la acumulación perpetua de la riqueza en pocas manos y la pobreza perpetua para otros. Regula incluso las transacciones comerciales, que deben tener en cuenta la proximidad del próximo jubileo, promoviendo así la justicia y evitando la explotación del prójimo. Todo esto se basa en el "temor de Dios".
Aplicación a nuestra actualidad (especialmente desde la perspectiva cristiana)
Aunque la ley del Jubileo nunca se aplicó plenamente en la historia de Israel, su ideal profético sigue siendo una poderosa fuente de inspiración y un desafío para nuestra conciencia social y nuestra fe:
Dios es el Verdadero Dueño: El principio subyacente al Jubileo (explicitado más adelante en el cap. 25) es que la tierra pertenece a Dios; los israelitas son solo "extranjeros y huéspedes" (Lv 25,23). Por lo tanto, ningún ser humano tiene derecho a una propiedad absoluta y perpetua que excluya a los demás. Esto nos desafía a ver nuestros propios bienes y recursos no como una posesión absoluta, sino como algo que administramos en nombre de Dios, con una responsabilidad hacia los demás y hacia la creación.
Un Modelo de Justicia Social: El Jubileo es un modelo radical de justicia social que busca corregir periódicamente las desigualdades económicas que inevitablemente surgen. Nos llama a cuestionar las estructuras económicas que perpetúan la pobreza y la concentración de la riqueza, y a buscar sistemas más justos y equitativos que ofrezcan a todos la oportunidad de una vida digna.
Liberación de las Esclavitudes: La "liberación para todos los habitantes" nos habla de la liberación de las deudas y de las esclavitudes que estas generan. Hoy existen muchas formas de "esclavitud": deudas impagables (a nivel personal y nacional), explotación laboral, adicciones, etc. El espíritu del Jubileo nos llama a trabajar por la liberación de todas estas cadenas.
El Jubileo Cumplido en Cristo: En el Evangelio de Lucas (4,18-19), Jesús inaugura su ministerio en la sinagoga de Nazaret leyendo un pasaje de Isaías que está impregnado del espíritu del Jubileo: "El Espíritu del Señor está sobre mí... me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos... a proclamar un año de gracia del Señor". Jesucristo mismo es el verdadero Jubileo. Él proclama la liberación definitiva del pecado, de la muerte y de toda opresión, y nos restituye nuestra verdadera "propiedad": la dignidad de ser hijos e hijas de Dios.
Relaciones Económicas Justas: Las normas sobre la compra y venta de tierras según los años que quedan hasta el jubileo son un llamado a la equidad en todas nuestras transacciones. Nos recuerdan que las relaciones económicas no están fuera del ámbito de la fe; deben regirse por la justicia y el respeto al prójimo, no por la explotación.
La ley del Jubileo es una utopía social con raíces teológicas profundas. Nos presenta el ideal de Dios para una sociedad justa y fraterna. Aunque su aplicación literal sea compleja, su espíritu nos desafía a ser agentes de liberación, de restitución y de justicia en nuestro mundo, inspirados por el "año de gracia" que Jesucristo ha inaugurado para todos.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera la idea de que Dios es el verdadero dueño de todo desafía mi concepto de "propiedad privada" y mi actitud hacia mis bienes?
¿Qué "jubileos" o "reseteos" necesito en mi propia vida para liberarme de deudas (no solo económicas) y para restituir la justicia en mis relaciones?
¿Cómo puedo yo contribuir, en mi pequeño ámbito, a luchar contra las "esclavitudes" modernas y a promover una mayor justicia social, inspirado por el espíritu del Jubileo?
Si Jesús ha inaugurado el "año de gracia del Señor", ¿cómo estoy viviendo yo la "liberación" que Él ofrece y cómo la estoy proclamando a otros?
Al realizar mis transacciones económicas (comprar, vender, invertir), ¿tengo en cuenta el principio de no "perjudicar a mi prójimo", o me guío únicamente por la lógica del máximo beneficio?
Oración
Señor, nuestro Dios, Tú que eres el único dueño de toda la tierra y que proclamaste un tiempo de liberación y restitución para tu pueblo. Danos un corazón que ame la justicia y que no se apegue a los bienes de este mundo. Ayúdanos a ver nuestras posesiones como un don tuyo que debemos administrar con responsabilidad. Inspíranos, por el ejemplo de tu Hijo Jesucristo, que inauguró el Jubileo eterno, a ser instrumentos de liberación para los cautivos y de justicia para los oprimidos, para que tu Reino de paz y equidad se extienda por toda la tierra. Amén.