Miqueas 5,1-4a
"De Belén, la Pequeña, Saldrá el Pastor que Apacentará con la Fuerza del Señor"
“1 Pero tú, Belén de Efrata, aunque eres la más pequeña entre las clanes de Judá, de ti me saldrá el que ha de gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. 2 Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. 3 Él se mantendrá de pie y apacentará a su rebaño con la fuerza del Señor, con la majestad del Nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán seguros, porque él será grande hasta los confines de la tierra. 4a Y él mismo será la paz.”
Contexto
El profeta Miqueas predicó en el reino de Judá durante el siglo VIII a.C., una época de gran crisis política, social y religiosa. Denunció con fuerza la corrupción de los líderes de Jerusalén, la injusticia social y la idolatría. Sus oráculos a menudo anuncian un juicio inminente y la destrucción. Sin embargo, en medio de estos anuncios de castigo, Miqueas también intercala promesas de restauración y esperanza. Este pasaje es la más famosa de sus profecías mesiánicas. Después de describir la humillación del gobernante actual de Israel, el profeta dirige su mirada hacia un futuro gobernante que nacerá en un lugar humilde.
Tema Central
El tema central es el anuncio profético del nacimiento de un futuro rey-pastor en Belén de Efrata. Se destaca el contraste entre la pequeñez e insignificancia del lugar ("la más pequeña entre las clanes de Judá") y la grandeza del gobernante que de allí surgirá, cuyos orígenes son eternos. Este nuevo líder no gobernará con poder tiránico, sino que "apacentará a su rebaño" con la fuerza y la majestad de Dios, trayendo seguridad y paz, y su grandeza será universal.
Aplicación a nuestra actualidad (especialmente desde la perspectiva cristiana)
Esta profecía es de una importancia capital para los cristianos, ya que el Evangelio de Mateo (2,6) la cita explícitamente para identificar a Jesús, nacido en Belén, como el Mesías esperado. Nos revela aspectos fundamentales del modo de actuar de Dios y de la naturaleza del Reino de Cristo:
Dios Elige lo Pequeño y lo Humilde: "Pero tú, Belén de Efrata, aunque eres la más pequeña... de ti me saldrá...". Esta es una constante en la historia de la salvación. Dios no elige los grandes centros de poder del mundo para realizar sus obras más importantes, sino lo pequeño, lo humilde, lo que el mundo desprecia, para manifestar su gloria. Esto nos anima a no desanimarnos por nuestra propia "pequeñez" o insignificancia, porque es precisamente ahí donde Dios puede obrar con más fuerza.
El Rey-Pastor: "Él se mantendrá de pie y apacentará a su rebaño...". El modelo de liderazgo del Mesías no es el del déspota, sino el del buen pastor. Apacentar implica guiar, nutrir, proteger, cuidar. Jesucristo es el Buen Pastor por excelencia, que conoce a sus ovejas y da la vida por ellas (Juan 10). Nos invita a ejercer cualquier forma de autoridad que tengamos con este mismo espíritu de servicio pastoral.
Gobernar con la Fuerza de Dios: Su fuerza no es propia, sino "la fuerza del Señor". Su autoridad es "la majestad del Nombre del Señor, su Dios". Esto nos enseña que la verdadera autoridad espiritual y moral no proviene de uno mismo, sino de estar anclado en Dios y actuar en su Nombre.
Él Mismo Será la Paz: "Y él mismo será la paz". La paz que trae el Mesías no es solo un pacto político o la ausencia de conflicto. Él mismo es nuestra paz (como dirá San Pablo en Efesios 2,14). Es una paz interior, una reconciliación con Dios y con los hermanos que solo se encuentra en su persona.
Grandeza Universal: "...él será grande hasta los confines de la tierra". El reinado de este humilde pastor de Belén no será local, sino universal. Es una profecía de la catolicidad de la Iglesia y del alcance universal del señorío de Cristo.
Esta profecía nos llena de esperanza y nos enseña la lógica de Dios. Nos invita a buscar la grandeza no en el poder, sino en la humildad; no en el dominio, sino en el servicio pastoral. Y nos asegura que en Jesucristo, el niño nacido en la pequeña Belén, encontramos al Pastor que nos guía con la fuerza de Dios y que es, Él mismo, nuestra verdadera y duradera paz.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera he experimentado en mi vida que Dios elige lo "pequeño" o lo "humilde" (personas, situaciones, lugares) para manifestar su grandeza?
¿Cómo puedo yo hoy ejercer la autoridad que tengo (como padre/madre, en mi trabajo, en mi comunidad) con un espíritu más de "pastor" que de "jefe"?
¿Busco la paz en las seguridades del mundo o reconozco que solo en Jesucristo, que "es nuestra paz", puedo encontrar la verdadera serenidad y reconciliación?
¿Me desanimo por mi propia "pequeñez" o insignificancia, o confío en que, si actúo "con la fuerza del Señor", puedo hacer grandes cosas para su Reino?
¿Cómo participo yo en la misión de hacer que la grandeza de Cristo, el Pastor de Belén, llegue "hasta los confines de la tierra"?
Oración
Señor Jesús, que naciste en Belén, la más pequeña de las ciudades de Judá, para manifestar la grandeza del amor de Dios. Te reconocemos como el Buen Pastor que nos apacienta con tu fuerza y nos guía con tu majestad. Sé Tú mismo nuestra paz en medio de las tribulaciones del mundo. Ayúdanos a no despreciar nunca la pequeñez, sino a confiar en que es ahí donde Tú eliges obrar, y haz que tu grandeza sea conocida hasta los confines de la tierra. Amén.