"La Serpiente de Bronce"
4 Partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom. Pero el pueblo se impacientó en el camino 5 y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos han hecho subir de Egipto para morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y estamos hartos de esta comida miserable!». 6 Entonces el Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y muchos israelitas murieron. 7 El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros estas serpientes». Moisés oró por el pueblo. 8 Y el Señor dijo a Moisés: «Haz una serpiente de bronce y colócala sobre un poste; y cuando alguien sea mordido, que la mire y vivirá». 9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó sobre un poste; y cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba la serpiente de bronce y vivía.
Contexto
Este pasaje narra un episodio durante la larga travesía del pueblo de Israel por el desierto, después de su salida de Egipto. Impacientes y descontentos por las dificultades del camino y la monotonía de su alimento (el maná), el pueblo murmura y se queja contra Dios y contra Moisés. Como consecuencia de su pecado de ingratitud y rebelión, Dios envía serpientes venenosas que causan muchas muertes. Ante la calamidad, el pueblo reconoce su pecado y pide a Moisés que interceda por ellos ante el Señor.
Tema Central
El tema central de este texto es el pecado de murmuración e ingratitud del pueblo de Israel y la respuesta misericordiosa de Dios a través de la intercesión de Moisés. El castigo de las serpientes venenosas muestra la seriedad de la ofensa contra Dios. Sin embargo, la solución provista por Dios, la serpiente de bronce levantada, simboliza la sanación y la vida ofrecidas a aquellos que, reconociendo su pecado, miran con fe hacia el símbolo de la salvación. Este episodio prefigura la crucifixión de Jesús, como él mismo lo menciona en Juan 3,14-15: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que sea levantado el Hijo del hombre, para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna".
Aplicación a nuestra actualidad
En nuestra vida cotidiana, también podemos caer en la tentación de la murmuración y la queja ante las dificultades, olvidando las bendiciones que recibimos y la providencia de Dios. La historia de las serpientes venenosas nos recuerda las consecuencias negativas de la ingratitud y la falta de confianza en Dios. Cuando enfrentamos problemas o pruebas, nuestra primera reacción debería ser la oración y la búsqueda de la ayuda divina, en lugar de la crítica y el descontento. El pueblo de Israel reconoció su pecado y acudió a Moisés, lo que nos enseña la importancia del arrepentimiento y de buscar la intercesión de otros y, sobre todo, de Cristo, nuestro gran intercesor. La serpiente de bronce levantada como medio de sanación nos invita a mirar con fe hacia Jesús crucificado, quien cargó con nuestros pecados y nos ofrece la vida eterna. Así como los israelitas encontraban la sanación al mirar la serpiente, nosotros encontramos la salvación al poner nuestra fe en Cristo.
Preguntas para la reflexión
¿En qué situaciones tiendes a murmurar o a quejarte, en lugar de confiar en la providencia de Dios?
¿Reconoces tus pecados de ingratitud y falta de fe? ¿Cómo buscas el arrepentimiento y el perdón?
¿Qué simboliza para ti la figura de Moisés como intercesor? ¿A quiénes recurres en busca de apoyo espiritual y oración?
¿Cómo comprendes el simbolismo de la serpiente de bronce y su relación con la cruz de Jesús?
¿De qué maneras concretas puedes "mirar con fe" a Jesús en los momentos de dificultad y necesidad en tu vida?
Oración
Señor Dios, muchas veces caemos en la ingratitud y en la murmuración ante las pruebas de la vida. Reconocemos nuestro pecado y te pedimos perdón. Así como escuchaste la oración de Moisés y ofreciste sanación a tu pueblo, mira con misericordia nuestras necesidades y concédenos la gracia de confiar en tu providencia. Ayúdanos a mirar con fe a Jesús, la verdadera serpiente levantada en la cruz, para encontrar en Él la sanación y la vida eterna. Amén.