"La Piedra Angular y el Día del Señor"
«2 Diga la casa de Israel: ¡es eterno su amor! 3 Diga la casa de Aarón: ¡es eterno su amor! 4 Digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! [...] 22 La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. 23 Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. 24 Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. 25 ¡Sálvanos, Señor, danos la prosperidad! 26 ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor. 27a El Señor es Dios, él nos ilumina.»
Contexto
Estos versículos forman parte del gran himno de acción de gracias que es el Salmo 118. Los primeros versos (2-4) son una invitación litúrgica a toda la comunidad de Israel (representada por la "casa de Israel", los sacerdotes o "casa de Aarón", y todos los "que temen al Señor" o fieles) a proclamar la razón fundamental de la alabanza: la fidelidad y el amor (hesed) eterno de Dios. Los versículos 22-27a pertenecen a la culminación del salmo, celebrando una intervención sorprendente de Dios (la piedra rechazada) y la alegría del momento presente ("este es el día"), mientras se aclama al que viene en nombre de Dios, probablemente al llegar al Templo. Este salmo se usaba prominentemente en las fiestas judías, especialmente la Pascua, y los cristianos lo aplicaron inmediatamente a Jesús, su muerte y resurrección.
Tema Central
El tema central es la proclamación universal del amor eterno de Dios y la celebración de su acción salvadora paradójica y maravillosa. Se invita a toda la comunidad a confesar la base de su fe: la bondad inmutable de Dios. Luego, se centra en el asombro ante la obra de Dios que invierte los juicios humanos (la piedra desechada se vuelve fundamental), lo que lleva a reconocer el presente como un tiempo de gracia y alegría ("el día que hizo el Señor") y a aclamar la venida de Dios o su enviado, pidiendo salvación e iluminación.
Aplicación a nuestra actualidad
Este texto nos llama primero a unirnos a esa proclamación comunitaria: ¿Reconocemos y declaramos, como individuos y como comunidad, que la base de todo es el "amor eterno" de Dios? Es un ancla en medio de las tormentas de la vida. La imagen de la piedra rechazada sigue siendo poderosa. Nos recuerda que Dios actúa de formas que no esperamos, valorando lo que el mundo desprecia. ¿Dónde vemos esto hoy? Quizás en personas marginadas que tienen una fe profunda, en situaciones de fracaso aparente que Dios transforma en oportunidades, o incluso en aspectos de nosotros mismos que consideramos débiles pero que Dios usa para su gloria. Nos invita a no juzgar por las apariencias y a tener esperanza en las situaciones más difíciles.
"Este es el día que hizo el Señor" es un llamado radical a vivir el presente. No el ayer con sus lamentos, ni el mañana con sus ansiedades, sino hoy como el espacio donde Dios actúa y donde podemos encontrar motivos de alegría y gratitud. ¿Cómo puedo recibir este día como un regalo de Dios y buscar la alegría en Él, independientemente de las circunstancias? La aclamación "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!" la repetimos en la Misa antes de la consagración, reconociendo a Cristo presente. ¿Lo reconocemos también cuando "viene" a nosotros en las personas, en los acontecimientos, en la oración? Pedirle que nos salve y nos ilumine es reconocer nuestra necesidad constante de su ayuda y su guía para caminar en su verdad.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo puedo hacer más consciente en mi vida diaria la verdad del "amor eterno" de Dios por mí y por todos? ¿Qué diferencia haría eso?
¿Identifico alguna "piedra rechazada" en mi vida o en mi entorno (una persona, una situación, una parte de mí)? ¿Cómo puedo pedirle a Dios que me muestre cómo Él puede hacerla "piedra angular"?
¿Qué me roba la alegría de vivir "este día" como un regalo del Señor? ¿Qué pequeño paso puedo dar hoy para "alegrarme y regocijarme en él"?
¿De qué maneras inesperadas "viene" Jesús a mi vida? ¿Estoy atento/a para reconocerlo y bendecirlo en esas visitas?
Oración
Señor Dios, cuyo amor es eterno, gracias por tu fidelidad que nunca falla. Ayúdame a ver con tus ojos las piedras rechazadas de mi vida y del mundo, confiando en tu poder para transformarlas. Que cada día sea para mí "el día que Tú hiciste", una oportunidad para alegrarme en tu presencia y tu acción. Ilumíname con tu luz, sálvame de todo mal y haz que mi corazón siempre aclame a Jesús, el Bendito que viene en tu Nombre. Amén.