Salmo 119 (118), 53. 61. 134. 150. 155. 158
"La Angustia por la Injusticia y el Consuelo de la Ley Divina"
53 Me asalta la indignación al ver que los impíos abandonan tu Ley. 61 Aunque me rodean los lazos de los malvados, yo no me olvido de tu Ley. 134 Líbrame de la opresión de los hombres, para que yo observe tus preceptos. 150 Se acercan los que me persiguen con malicia, los que están lejos de tu Ley. 155 La salvación está lejos de los impíos, porque ellos no buscan tus preceptos. 158 Miro con disgusto a los traidores, porque ellos no cumplen tus promesas.
Contexto
El Salmo 119 es el salmo más largo de la Biblia, una extensa meditación y alabanza a la Ley de Dios (Torá). A lo largo de sus 176 versículos, el salmista expresa un profundo amor y devoción por la Palabra de Dios en todas sus formas. En estos versículos seleccionados, se manifiesta la angustia del salmista por la apostasía y la maldad de los impíos que abandonan la Ley de Dios. En medio de esta aflicción y persecución, el salmista encuentra consuelo y fortaleza en su propia fidelidad a la Ley divina y clama a Dios por liberación, reafirmando que la salvación está ligada al cumplimiento de los preceptos divinos.
Tema Central
El tema central es la angustia y el disgusto del salmista ante la maldad y la apostasía de los impíos que abandonan la Ley de Dios y lo persiguen. En contraste, se presenta la firme determinación del salmista de permanecer fiel a los preceptos divinos, clamando a Dios por liberación y confiando en que la salvación está ligada a la obediencia a su Palabra.
Aplicación a nuestra actualidad
En un mundo donde a menudo vemos la injusticia triunfar, la corrupción extenderse y los principios éticos ser abandonados, este salmo nos ofrece una voz para nuestra propia indignación y dolor. La exclamación "Me asalta la indignación al ver que los impíos abandonan tu Ley" resuena con fuerza en nuestros corazones cuando presenciamos el mal. Es una expresión de una sana rabia profética, que no se resigna ante la injusticia.
El salmista nos muestra un camino de resistencia espiritual: "Aunque me rodean los lazos de los malvados, yo no me olvido de tu Ley." En lugar de ceder al cinismo o a la desesperación, se aferra a la Palabra de Dios como su ancla y su guía. Nos invita a hacer lo mismo: a no dejar que la maldad del mundo nos arrastre o nos haga olvidar los principios que nos rigen.
El clamor "Líbrame de la opresión de los hombres, para que yo observe tus preceptos" es una oración que podemos hacer nuestra. Reconocemos que la opresión (ya sea externa o interna, social o personal) puede dificultar nuestra fidelidad a Dios. Este texto nos anima a clamar a Dios por libertad, no solo para nuestra comodidad, sino para poder vivir plenamente según su voluntad. Nos recuerda que la "salvación está lejos de los impíos", porque su camino es de autoengaño y perdición, y nos insta a mantenernos firmes en el cumplimiento de las promesas de Dios, sin caer en la traición que tanto disgusta al salmista.
Preguntas para la reflexión
¿Qué situaciones de injusticia o abandono de los principios divinos me causan "indignación" en mi entorno?
¿Cómo me esfuerzo por no "olvidar la Ley de Dios" cuando "me rodean los lazos de los malvados" o las tentaciones del mundo?
¿Qué "opresiones" (internas o externas) me impiden a veces observar plenamente los preceptos de Dios, y cómo puedo clamar a Él por liberación?
¿Qué significa para mí "mirar con disgusto a los traidores" y cómo me comprometo a cumplir las promesas de Dios en mi propia vida?
Oración
Dios justo y fiel, nos asalta la indignación al ver cómo tu Ley es abandonada. Líbranos de la opresión de los malvados y de las tentaciones del mundo, para que podamos observar tus preceptos con un corazón íntegro. Que tu Palabra sea nuestra guía y consuelo en medio de la adversidad. Danos la fuerza para mantenernos firmes en tu fidelidad, sin desviarnos de tus promesas, y para vivir siempre buscando la salvación que solo se encuentra en ti. Amén.