Salmo 67(66), 2-3, 5, 7-8
"Que Dios nos Bendiga para que Todos los Pueblos Conozcan su Salvación"
“2 ¡Que Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, que haga brillar su rostro sobre nosotros! Pausa 3 Para que en la tierra se conozca su Camino, y su victoria entre las naciones... 5 ¡Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra! Pausa... 7 La tierra ha dado su fruto: ¡que nos bendiga Dios, nuestro Dios! 8 ¡Que Dios nos bendiga y lo teman todos los confines de la tierra!”
Contexto
El Salmo 67 es un salmo de bendición con una fuerte dimensión misionera. Probablemente se utilizaba en el contexto de una fiesta de la cosecha, como lo sugiere el versículo 7 ("La tierra ha dado su fruto"). La oración no es egoísta; no pide la bendición de Dios solo para Israel, sino que ve esta bendición como el medio a través del cual el plan salvador de Dios y su gobierno justo se darán a conocer a todas las naciones, invitándolas a unirse a la alabanza y al temor reverente de Dios.
Tema Central
El tema central es la bendición de Dios sobre su pueblo como un signo y un instrumento para la salvación universal. La bendición, la piedad y la luz del rostro de Dios tienen un propósito que trasciende a Israel: que todas las naciones puedan conocer el "Camino" y la "victoria" (salvación) de Dios, alegrarse en su gobierno justo y llegar a temerlo reverentemente. La fecundidad de la tierra es vista como un signo de esta bendición divina.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo transforma nuestra forma de entender y de pedir las bendiciones de Dios:
Bendecidos para Bendecir: "¡Que Dios... nos bendiga... Para que en la tierra se conozca su Camino!". Esta es la clave del salmo. A menudo, oramos pidiendo bendiciones (salud, éxito, paz) para nosotros mismos o nuestro círculo cercano. Este salmo nos enseña a pedir esas bendiciones con un propósito más grande: para que nuestras vidas bendecidas se conviertan en un testimonio luminoso de la bondad y el poder de Dios para quienes nos rodean. Nuestra prosperidad debe ser un faro que guíe a otros hacia Él.
El "Rostro Resplandeciente" de Dios: La petición de que "haga brillar su rostro sobre nosotros" evoca la bendición sacerdotal de Aarón (Números 6,24-26). Es una petición de favor, de gracia, de la presencia sonriente de Dios. Cuando vivimos bajo esta luz, nos convertimos en portadores de esa luz para el mundo.
La Alegría de un Mundo Justo: "¡Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia...!". La verdadera alegría de las naciones no proviene del poder o la riqueza, sino de estar bajo el gobierno justo y la guía de Dios. Esto nos llama a ser promotores de la justicia de Dios en el mundo, sabiendo que es una fuente de alegría universal.
Agradecimiento por la Creación: "La tierra ha dado su fruto: ¡que nos bendiga Dios, nuestro Dios!". El salmo conecta la bendición divina con la fecundidad de la creación. Es una invitación a la gratitud por los dones de la tierra y a ver en ellos un signo del amor providente de nuestro Dios. También nos recuerda nuestra responsabilidad de cuidar la creación.
El Fin: La Alabanza Universal: "¡Que Dios nos bendiga y lo teman todos los confines de la tierra!". El propósito final de la bendición de Dios es que Él sea conocido, amado y reverenciado por toda la humanidad. Esto nos da una perspectiva misionera a toda nuestra vida. Cada bendición recibida es una oportunidad para dar gloria a Dios y para invitar a otros a conocerlo.
Este salmo nos invita a salir de una espiritualidad individualista y a abrazar una visión misionera. Nos enseña a orar por las bendiciones de Dios no como un fin, sino como un medio para que su nombre sea conocido y glorificado en toda la tierra. Es un llamado a ser un pueblo bendecido para ser una bendición.
Preguntas para la reflexión
Cuando pido a Dios que me "bendiga", ¿lo hago con el propósito de que su "Camino" sea conocido a través de mi vida, o lo hago solo para mi propio beneficio?
¿De qué manera puedo yo hoy ser un reflejo del "rostro resplandeciente" de Dios para las personas con las que me encuentre?
¿Cómo puedo yo contribuir a que las "naciones canten de alegría", trabajando por la justicia y el gobierno de Dios en mi propio entorno?
¿Agradezco los "frutos de la tierra" (mis alimentos, los recursos naturales) como un signo concreto de la bendición de Dios?
¿Soy consciente de que mi vida, como cristiano/a bendecido/a, tiene una vocación misionera de llevar el "temor" (la reverencia y el amor) de Dios "hasta los confines de la tierra"?
Oración
Señor, Dios nuestro, ten piedad de nosotros y bendícenos; haz brillar tu rostro sobre nosotros. Que tu bendición en nuestras vidas sea un signo claro para que en toda la tierra se conozca tu Camino y tu salvación entre las naciones. Que todos los pueblos canten de alegría al reconocer tu gobierno justo. Gracias por el fruto de la tierra y por todas tus bendiciones. Que tu favor sobre nosotros nos impulse a llevar tu Nombre hasta los confines del mundo. Amén.