Salmo 77(76), 12-16, 21
"Recordaré las Proezas del Señor: Dios Abre Camino en el Mar"
“12 Recuerdo las proezas del Señor, sí, recuerdo tus antiguas maravillas; 13 medito en todas tus obras y considero tus hazañas. 14 ¡Oh Dios, qué santos son tus caminos! ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? 15 Tú eres el Dios que hace maravillas, y manifestaste tu poder entre los pueblos. 16 Rescataste a tu pueblo con brazo potente, a los hijos de Jacob y de José. Pausa... 21 Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón.”
Contexto
El Salmo 77 es un lamento que se transforma en un himno de confianza. La primera parte del salmo (vv. 2-10, no incluidos en la selección) es una expresión de angustia profunda. El salmista se siente abandonado por Dios, cuestiona su bondad y se pregunta si su misericordia ha llegado a su fin. En medio de esta noche oscura del alma, se produce un punto de inflexión, que es precisamente donde comienza nuestro pasaje (v. 12). El salmista toma una decisión deliberada: en lugar de seguir sumido en su angustia presente, decide "recordar" las proezas pasadas de Dios. Esta memoria de las obras salvadoras de Dios se convierte en la fuente de su renovada fe y confianza.
Tema Central
El tema central es el poder de la memoria de las obras salvadoras de Dios como antídoto contra la desesperación y como fundamento para la alabanza. El salmista decide activamente meditar en las hazañas de Dios, especialmente en la gran proeza del Éxodo (el rescate de Egipto), reconociendo la santidad y la grandeza incomparables de Dios. Este recuerdo lo lleva a reafirmar su fe en el Dios que guía a su pueblo como un pastor.
Aplicación a nuestra actualidad
La estrategia espiritual del salmista es un modelo extraordinariamente valioso para nuestros propios momentos de crisis, duda o desolación:
El Acto Deliberado de Recordar: "Recuerdo las proezas del Señor, sí, recuerdo tus antiguas maravillas; medito en todas tus obras y considero tus hazañas". Cuando nuestros sentimientos nos dicen que Dios nos ha abandonado o que nuestra situación no tiene esperanza, el salmista nos enseña a no fiarnos de nuestros sentimientos. En cambio, debemos hacer un acto deliberado de la voluntad y de la memoria: recordar, meditar, considerar lo que Dios ya ha hecho. Esto puede ser recordar las grandes obras de la historia de la salvación (la Creación, el Éxodo, la vida, muerte y resurrección de Jesús) o las "maravillas" que Dios ha obrado en nuestra propia vida personal.
La Memoria que Lleva a la Alabanza: El recuerdo de las obras de Dios lleva al salmista a una confesión de fe: "¡Oh Dios, qué santos son tus caminos! ¿Qué dios es grande como nuestro Dios?". La memoria agradecida es la madre de la alabanza. Cuanto más recordamos y meditamos en la bondad de Dios, más brota de nuestro corazón la adoración.
El Dios de las Maravillas: "Tú eres el Dios que hace maravillas, y manifestaste tu poder entre los pueblos". Nuestra fe no es en un dios estático o una idea filosófica, sino en un Dios que actúa, que interviene en la historia, que "hace maravillas". Necesitamos pedirle a Dios que nos abra los ojos para ver las maravillas que sigue haciendo hoy.
Recordar el Rescate Fundamental: El salmista recuerda el rescate de "los hijos de Jacob y de José". Para nosotros, el rescate fundamental que debemos recordar es el que Cristo ha obrado por nosotros en la cruz, rescatándonos del pecado y de la muerte "con brazo potente".
Confiar en el Dios Pastor: "Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón". El recuerdo del pasado da confianza para el presente y el futuro. El mismo Dios que guió a su pueblo por el desierto a través de sus pastores, sigue guiándonos hoy a través de Jesucristo, el Buen Pastor, y de los pastores que Él pone en su Iglesia.
Este pasaje es una lección magistral sobre cómo combatir la desolación espiritual. Nos invita a no quedarnos atrapados en la angustia del momento presente, sino a levantar la mirada y a sumergirnos en la memoria de la fidelidad y el poder de Dios. Este recuerdo no es una simple nostalgia, sino un acto de fe que nos reconecta con la verdad de quién es Dios y nos devuelve la esperanza y la capacidad de alabar.
Preguntas para la reflexión
Cuando me siento en un momento de oscuridad o de duda, ¿intento "recordar las proezas del Señor" y "meditar en sus obras" como hace el salmista?
¿Qué "maravillas" o "hazañas" de Dios en mi propia vida necesito recordar hoy para fortalecer mi fe?
¿De qué manera el recuerdo del gran rescate de Cristo en la cruz me ayuda a poner en perspectiva mis dificultades actuales?
¿Soy consciente de que Dios sigue siendo el "Dios que hace maravillas" hoy? ¿Le pido que me ayude a ver su acción en mi vida y en el mundo?
¿Confío en que el mismo Dios que "guió a su pueblo como a un rebaño" a través de Moisés y Aarón, me está guiando a mí hoy a través de Jesús, el Buen Pastor?
Oración
Señor, Dios nuestro, en los momentos de angustia, cuando mi alma se pregunta si nos has abandonado, quiero recordar tus proezas, meditar en tus antiguas maravillas. Tú eres el Dios que hace maravillas, grande y santo en tus caminos. Recuerdo cómo rescataste a tu pueblo con brazo potente y lo guiaste como a un rebaño. Aumenta mi fe para que, sostenido por la memoria de tu fidelidad, pueda yo alabarte y confiar en que sigues guiándome hoy. Amén.