Salmo 78(77), 18-19, 23-28
"La Prueba en el Desierto: La Incredulidad de Israel y la Providencia de Dios"
“18 Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo una comida a su antojo. 19 Hablaron contra Dios, diciendo: «¿Podrá Dios preparar una mesa en el desierto?»... 23 Pero él dio una orden a las nubes, en lo alto, y abrió las compuertas del cielo: 24 hizo llover sobre ellos el maná, y les dio como alimento un trigo del cielo. 25 El hombre comió un pan de ángeles, les dio comida hasta saciarlos. 26 Hizo soplar desde el cielo el viento del este y con su poder, atrajo el viento sur: 27 hizo llover sobre ellos carne como polvo y pájaros como la arena del mar; 28 los hizo caer en medio del campamento, alrededor de sus carpas.”
Contexto
El Salmo 78 es un largo salmo histórico y sapiencial que repasa la historia de Israel desde el Éxodo hasta la elección de David y de Sión. Su propósito principal es didáctico: enseñar a las nuevas generaciones a no repetir los errores de sus antepasados, que se caracterizaron por la infidelidad, la rebelión y el olvido de las obras de Dios, a pesar de la constante misericordia y el poder de Dios. Los versículos seleccionados se centran en uno de los episodios clave de la travesía por el desierto: la queja del pueblo por la comida y el milagro del maná y las codornices.
Tema Central
El tema central es el contraste entre la incredulidad y la tentación del pueblo de Israel, que en su corazón duda del poder de Dios para proveer en el desierto, y la respuesta soberana y superabundante de Dios, que les da "pan del cielo" (maná) y "carne como polvo" (codornices) para saciarlos. A pesar de que el pueblo "tentó a Dios" y "habló contra Él", Dios manifiesta su poder y su providencia.
Aplicación a nuestra actualidad
Esta historia de la prueba en el desierto es un espejo de nuestras propias luchas de fe y de nuestra relación con la providencia de Dios:
Tentar a Dios en el Corazón: "Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo una comida a su antojo". La raíz del problema no era solo el hambre, sino un corazón incrédulo y caprichoso. Querían que Dios se ajustara a sus deseos ("a su antojo") en lugar de confiar en su providencia. Esto nos invita a examinar nuestras propias oraciones: ¿son peticiones confiadas o son "pruebas" que le ponemos a Dios, exigiéndole que actúe según nuestros términos y nuestros tiempos?
Hablar contra Dios: "¿Podrá Dios preparar una mesa en el desierto?". La duda del corazón se convierte en palabra hablada. La incredulidad se manifiesta en cuestionar el poder y la bondad de Dios. ¿Cuántas veces nuestros pensamientos o palabras, especialmente en momentos de dificultad ("en el desierto"), reflejan una duda sobre la capacidad de Dios para cuidarnos?
La Respuesta Soberana y Generosa de Dios: A pesar de la ofensa, Dios responde con un poder y una generosidad que superan toda expectativa. "Abrió las compuertas del cielo", hizo llover "pan de ángeles", les dio "comida hasta saciarlos" y carne "como polvo". La respuesta de Dios a nuestra incredulidad no es siempre el castigo, sino a menudo una demostración abrumadora de su poder y su misericordia, diseñada para llevarnos a la fe.
El Maná como "Pan del Cielo": El maná, descrito como "trigo del cielo" y "pan de ángeles", es el alimento milagroso que sostiene al pueblo en su peregrinaje. Para los cristianos, como vimos en Éxodo 16, es la prefiguración más clara de la Eucaristía, el verdadero "Pan del Cielo" que es Jesucristo mismo, quien nos alimenta en nuestro propio "desierto" hacia la Tierra Prometida del Cielo.
Aprender de la Historia: El propósito de todo el salmo es aprender de los errores del pasado para no repetirlos. La historia de la infidelidad de Israel en el desierto es una advertencia para nosotros. Estamos llamados a no tener un "corazón endurecido", sino a recordar las obras de Dios y a responder con fe y gratitud, no con quejas y exigencias.
Este pasaje nos confronta con nuestra propia tendencia a la duda y a la queja cuando enfrentamos el "desierto". Pero, sobre todo, nos llena de asombro ante la paciencia y la generosidad de un Dios que, a pesar de nuestra poca fe, sigue abriendo las "compuertas del cielo" para alimentarnos y sostenernos, invitándonos a una confianza más profunda en su poder providente.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo estar "tentando a Dios en mi corazón", pidiendo no desde la confianza sino desde la exigencia o la duda en su poder?
¿Cuáles son los "desiertos" de mi vida en los que me cuesta creer que Dios puede "preparar una mesa" para mí?
Al contemplar la generosidad de Dios que da "pan de ángeles hasta saciar", ¿cómo me ayuda esto a superar mi escepticismo y a confiar más en su providencia?
¿Soy consciente de que la Eucaristía es el verdadero "maná" para mi camino espiritual? ¿La recibo con la gratitud y la conciencia de que es el alimento que Dios me da para mi peregrinaje?
¿Qué lecciones puedo aprender de la infidelidad y la queja de Israel en el desierto para evitar caer en las mismas actitudes en mi propia vida de fe?
Oración
Señor, Dios de la paciencia y la misericordia, líbranos de la tentación de dudar de tu poder y de hablar contra Ti en nuestros desiertos. Perdona nuestra incredulidad y nuestra tendencia a pedir según nuestros antojos. Te damos gracias porque, a pesar de nuestra debilidad, Tú abres las compuertas del cielo y nos alimentas con el verdadero Pan de Vida, Jesucristo. Aumenta nuestra fe para que confiemos siempre en tu providencia y te alabemos por tu bondad inagotable. Amén.