Éxodo 15, 1b-6
"El Cántico del Mar: La Fuerza y la Gloria del Señor que Libera"
“1b «Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los caballos y los carros. 2 El Señor es mi fuerza y mi protección, él fue mi salvación. Él es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de mi padre y yo proclamo su grandeza. 3 El Señor es un guerrero, su nombre es “Señor”. 4 Él arrojó en el mar los carros del Faraón y su ejército, lo mejor de sus combatientes se hundió en el Mar Rojo. 5 El abismo los cubrió, cayeron como una piedra en lo profundo de las aguas. 6 Tu mano, Señor, resplandece por su fuerza; tu mano, Señor, aniquila al enemigo.”
Contexto
Este pasaje es el comienzo del "Cántico del Mar" (o "Cántico de Moisés"), uno de los poemas más antiguos y majestuosos de la Biblia. Se encuentra en el libro del Éxodo, inmediatamente después de que los israelitas han cruzado milagrosamente el Mar Rojo en seco y han sido testigos de cómo las aguas volvían a su cauce, ahogando al ejército egipcio que los perseguía. Este cántico es la respuesta espontánea y exultante de Moisés y de todo el pueblo de Israel a la experiencia abrumadora de la liberación definitiva de la esclavitud.
Tema Central
El tema central es la alabanza gozosa y triunfal a Dios por su intervención poderosa y salvadora. Se celebra la gloria de Dios manifestada en la derrota total de sus enemigos (los egipcios) y en la liberación de su pueblo. Dios es aclamado como "fuerza", "protección", "salvación" y, de manera destacada, como un "guerrero" cuya mano poderosa ha aniquilado al opresor.
Aplicación a nuestra actualidad
El Cántico del Mar, aunque celebra un evento histórico específico, se ha convertido en un arquetipo de toda liberación y en un modelo de alabanza para el pueblo de Dios en todas las épocas:
La Alabanza que Brota de la Liberación: "Cantaré al Señor...". El canto no es un ejercicio teórico, sino una respuesta existencial a una experiencia de salvación. Cuando experimentamos la liberación de Dios de nuestras propias "esclavitudes" (pecados, miedos, adicciones, situaciones opresivas), la alabanza brota naturalmente. El salmo nos invita a no olvidar nuestras "travesías del mar" y a celebrar con cantos las victorias que Dios nos ha dado.
Relación Personal y Heredada con Dios: "Él es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de mi padre y yo proclamo su grandeza". La fe es a la vez personal ("mi Dios") y comunitaria/histórica ("el Dios de mi padre"). Heredamos la fe de las generaciones que nos precedieron, pero estamos llamados a hacerla nuestra, a tener una experiencia personal de Dios como salvador.
Dios, el Guerrero que Lucha por los Débiles: "El Señor es un guerrero...". Esta imagen puede resultar chocante para nuestra sensibilidad moderna, pero en su contexto original, es profundamente consoladora. No se trata de un Dios que ama la violencia, sino de un Dios que se pone del lado de los esclavos, de los indefensos, y que lucha con todo su poder contra las fuerzas de la opresión y la injusticia. Para nosotros hoy, es una afirmación de que Dios combate activamente contra el mal en el mundo y en nuestras vidas.
El Poder de la "Mano del Señor": "Tu mano, Señor, resplandece por su fuerza; tu mano, Señor, aniquila al enemigo". La "mano" de Dios es un símbolo de su poder en acción. Es esta mano la que nos rescata, nos protege y derrota a los "enemigos" de nuestra alma. Confiar en esta mano nos da seguridad y valentía.
Un Canto de Victoria Pascual: Para los cristianos, el Cántico del Mar es, sobre todo, un canto pascual. El paso del Mar Rojo es la prefiguración del Bautismo, donde somos liberados de la esclavitud del pecado y pasamos de la muerte a la vida. La derrota del Faraón prefigura la victoria de Cristo sobre Satanás y la muerte. Cantamos este cántico en la Vigilia Pascual para celebrar nuestra propia liberación en Cristo Resucitado.
Este pasaje es una explosión de fe y gratitud. Nos invita a celebrar con gozo las liberaciones que Dios ha obrado en nuestra historia, a confiar en su poder que lucha en nuestro favor contra toda opresión, y a vivir nuestra vida como un canto de alabanza por la victoria definitiva que hemos alcanzado en Cristo.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles han sido los "cruces del Mar Rojo" en mi propia vida, momentos en los que he experimentado de manera especial la liberación y la salvación de Dios? ¿Le he cantado mi gratitud por ellos?
¿Cómo experimento a Dios como "mi fuerza y mi protección" en mis luchas y desafíos diarios?
¿Me consuela o me desafía la imagen de Dios como un "guerrero" que lucha contra la opresión y la injusticia? ¿Cómo me compromete esto a mí?
¿En qué situaciones necesito confiar más en el poder de la "mano del Señor" para que me defienda y aniquile a los "enemigos" de mi vida espiritual?
¿Soy consciente de que, a través de mi bautismo, he participado en la victoria pascual de Cristo y he sido liberado de la esclavitud del pecado? ¿Vivo con la alegría de esta liberación?
Oración
Cantaré a Ti, Señor, que te has cubierto de gloria. Tú eres mi fuerza y mi protección, Tú has sido mi salvación. Eres mi Dios, y te glorifico; el Dios de mis padres, y proclamo tu grandeza. Te damos gracias porque tu mano poderosa nos ha liberado de la esclavitud del pecado y ha derrotado a nuestro enemigo. Que nuestra vida sea un canto continuo de alabanza por la victoria que nos has dado en Jesucristo, nuestro Señor. Amén.