Lucas 22,14-20
"La Última Cena: La Nueva Alianza en la Sangre de Cristo"
“14 Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles 15 y les dijo: «¡He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de padecer! 16 Porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que alcance su cumplimiento en el Reino de Dios». 17 Luego tomó una copa, dio gracias, y dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes. 18 Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios». 19 Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». 20 Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.”
Contexto
Este pasaje del Evangelio de Lucas narra la institución de la Eucaristía durante la Última Cena, la noche antes de la crucifixión de Jesús. Jesús y sus apóstoles están reunidos para celebrar la Pascua judía, la fiesta que conmemoraba la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto. En este contexto tan significativo, Jesús toma los elementos de la cena pascual –el pan y el vino– y les da un significado completamente nuevo y trascendental, estableciendo la Nueva Alianza en su propia persona.
Tema Central
El tema central es la institución de la Eucaristía por Jesús como el memorial de su sacrificio redentor y el establecimiento de la Nueva Alianza en su sangre. Jesús expresa su profundo deseo de compartir esta última Pascua con sus discípulos antes de su pasión. Transforma el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre, entregados por ellos (y por toda la humanidad), y les da el mandato de "Hagan esto en memoria mía", asegurando la continuidad de este acto salvífico en la vida de la Iglesia.
Aplicación a nuestra actualidad
La Última Cena y la institución de la Eucaristía son el corazón de la fe y la vida sacramental de la Iglesia. Este pasaje nos ofrece una riqueza inagotable para nuestra reflexión y vivencia:
El Deseo Ardiente de Jesús: "¡He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de padecer!". Estas palabras revelan la profundidad del amor de Jesús por sus discípulos y su conciencia del significado trascendental de este momento. Nos invita a acercarnos a la Eucaristía con ese mismo anhelo y conciencia de estar participando en un acto de amor supremo.
La Pascua que Alcanza su Cumplimiento: Jesús conecta esta Pascua con su cumplimiento en el Reino de Dios. La antigua Pascua era una prefiguración; la Eucaristía es la nueva Pascua donde Cristo, el Cordero de Dios, se ofrece para nuestra liberación del pecado y la muerte, abriéndonos el camino al Reino.
El Pan y el Vino Transformados: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes... Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes". Estas son las palabras de la institución. Jesús no ofrece un símbolo, sino su propia realidad: su Cuerpo entregado y su Sangre derramada para sellar una Nueva y Eterna Alianza entre Dios y la humanidad. Creer en esta presencia real es central para la fe eucarística.
"Hagan esto en Memoria Mía": Este mandato asegura la perpetuación del sacrificio de Jesús a lo largo de la historia a través de la celebración de la Eucaristía. No es un simple recuerdo de un evento pasado, sino una "memoria" (memorial, anamnesis) que hace presente y actual la obra salvadora de Cristo aquí y ahora. Cada vez que celebramos la Eucaristía, obedecemos este mandato y nos unimos al único sacrificio de Jesús.
La Nueva Alianza: La Antigua Alianza del Sinaí fue sellada con la sangre de animales. La Nueva Alianza, infinitamente superior, es sellada con la propia Sangre de Cristo. Esta alianza establece una relación nueva y definitiva entre Dios y la humanidad, basada en el amor, la misericordia y el perdón ofrecidos a través de Jesús. La Eucaristía es el sacramento de esta Nueva Alianza.
Este pasaje nos llama a una participación más profunda y consciente en la Eucaristía, reconociéndola como el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el memorial de su sacrificio, el sacramento de la Nueva Alianza y la fuente de nuestra comunión con Él y con nuestros hermanos. Es el alimento para nuestro camino hacia el Reino de Dios.
Preguntas para la reflexión
¿Con qué "deseo ardiente" me acerco yo a la celebración de la Eucaristía, reconociendo el anhelo de Jesús por compartir este momento con nosotros?
¿Cómo entiendo y vivo la Eucaristía como el cumplimiento de la Pascua y el sacrificio de Jesús por mi salvación?
Cuando escucho las palabras "Esto es mi Cuerpo... Esta es mi Sangre", ¿soy consciente de la profundidad de este misterio y de la presencia real de Jesús?
¿Qué significa para mí hoy el mandato "Hagan esto en memoria mía"? ¿Cómo participo activamente en este "memorial"?
¿De qué manera la participación en la Eucaristía me ayuda a vivir más plenamente la Nueva Alianza sellada con la Sangre de Cristo, en términos de mi relación con Dios y con los demás?
Oración
Señor Jesús, que en la Última Cena nos dejaste el memorial de tu pasión, muerte y resurrección en el sacramento de la Eucaristía, te damos gracias por tan inmenso don. Ayúdanos a participar siempre con un corazón ardiente, reconociendo tu Cuerpo entregado y tu Sangre derramada por nosotros para sellar la Nueva Alianza. Que al hacer esto en memoria tuya, nos fortalezcamos en el amor y caminemos con esperanza hacia el banquete eterno en el Reino de Dios. Amén.