Lucas 8, 16-18
"La Lámpara para ser Vista: Escuchar y Guardar la Palabra"
“16 No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. 17 Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado. 18 Presten atención a la manera de escuchar. Porque al que tiene, se le dará más; pero al que no tiene, se le quitará aun lo que crea tener».”
Contexto
Este pasaje del Evangelio de Lucas se encuentra inmediatamente después de que Jesús ha explicado la Parábola del Sembrador (Lucas 8,4-15). En esa parábola, Jesús enfatizó la importancia de ser "tierra fértil" que escucha la Palabra, la retiene y da fruto. Ahora, con la breve parábola de la lámpara, Jesús explica cuál es el propósito de recibir esa luz de la Palabra: no es para guardarla egoístamente, sino para que ilumine a otros. Concluye con una advertencia sobre la responsabilidad que implica el acto de escuchar.
Tema Central
El tema central es la naturaleza pública y reveladora de la Palabra de Dios y la responsabilidad del discípulo de ser portador de esa luz. La fe y el conocimiento del Evangelio ("la lámpara") no son para el provecho privado, sino para ser puestos "sobre un candelero" y así iluminar a los demás. Se subraya que la verdad está destinada a ser manifestada. Finalmente, se advierte que la forma en que escuchamos determina si la gracia que recibimos crecerá o si incluso perderemos lo que creíamos tener.
Aplicación a nuestra actualidad
Estas breves pero densas palabras de Jesús nos interpelan sobre el propósito y la seriedad de nuestra vida de fe:
La Fe no es Privada: "No se enciende una lámpara para cubrirla...". En una cultura que a menudo tiende a relegar la fe al ámbito de lo puramente privado ("cree lo que quieras, pero guárdatelo para ti"), Jesús nos dice lo contrario. La luz de la fe que hemos recibido es para ser compartida, para que "los que entren vean la luz". Nuestro testimonio de vida, nuestras palabras y nuestras obras deben ser una luz que ilumine el camino de otros. ¿Estoy escondiendo mi "lámpara" o la estoy poniendo en un "candelero"?
La Verdad Busca la Luz: "Porque no hay nada oculto que no se descubra...". La verdad del Evangelio tiene una fuerza intrínseca que busca manifestarse. A pesar de los intentos de ocultarla o silenciarla, al final saldrá a la luz. Esto nos da confianza en el poder de la verdad. También es una advertencia para nosotros: nuestras propias obras, tanto las buenas como las malas, hechas en lo "oculto", un día serán reveladas.
La Importancia de Cómo Escuchamos: "Presten atención a la manera de escuchar". Jesús no dice "escuchen más", sino que pone el acento en la calidad de nuestra escucha. No se trata solo de oír la Palabra, sino de cómo la acogemos: con un corazón abierto o cerrado, con una disposición a ponerla en práctica o con superficialidad. La calidad de nuestra escucha determina la fecundidad de la Palabra en nosotros.
La Ley del Crecimiento Espiritual: "Porque al que tiene, se le dará más; pero al que no tiene, se le quitará aun lo que crea tener". Esta es una ley espiritual fundamental. Aquel que "tiene" una actitud de escucha atenta, de acogida y de puesta en práctica de la Palabra, recibirá cada vez más gracia y comprensión. Aquel que "no tiene" esta disposición, que escucha de manera pasiva o superficial, no solo no crecerá, sino que "perderá" incluso la comprensión inicial que creía poseer. La gracia, si no se trabaja, se atrofia.
Este pasaje es una llamada a la responsabilidad. Habiendo recibido la luz de la Palabra, estamos llamados a no esconderla, sino a hacerla brillar a través de nuestro testimonio. Y esto solo es posible si prestamos atención a cómo escuchamos, cultivando un corazón que acoge la Palabra y la pone en práctica, permitiendo así que la gracia de Dios crezca y se multiplique en nosotros.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera estoy yo poniendo mi "lámpara" (mi fe, mi testimonio) "sobre un candelero" en mi familia, en mi trabajo, en mi comunidad?
¿Hay "luces" de mi fe que estoy "cubriendo" o "poniendo debajo de la cama" por miedo, por pereza o por respeto humano?
¿Cómo es mi "manera de escuchar" la Palabra de Dios? ¿Es una escucha atenta, que busca la transformación, o es pasiva y superficial?
¿Estoy "teniendo" y poniendo en práctica la gracia que recibo, de modo que se me "dé más", o siento que estoy "perdiendo" lo que creía tener por mi falta de compromiso?
¿Qué paso concreto puedo dar hoy para que mi lámpara brille un poco más y para escuchar la Palabra de Dios con mayor atención?
Oración
Señor Jesús, que eres la Luz del mundo y que has encendido en nosotros la lámpara de la fe. No permitas que la escondamos por miedo o por comodidad. Danos la gracia de ponerla sobre el candelero de nuestra vida para que ilumine a todos los que nos rodean. Ayúdanos a escuchar tu Palabra con un corazón atento y bien dispuesto, para que, al ponerla en práctica, la gracia crezca en nosotros y demos fruto en abundancia. Amén.