Mateo 5,17-19
"Jesús, Cumplimiento de la Ley y los Profetas: La Justicia Mayor del Reino"
“17 «No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 18 Les aseguro que no desaparecerá de la Ley ni una i ni una coma, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se cumpla. 19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.”
Contexto
Este pasaje forma parte del Sermón del Monte (Mateo 5-7). Jesús acaba de proclamar las Bienaventuranzas (Mateo 5,1-12) y de definir a sus discípulos como sal de la tierra y luz del mundo (Mateo 5,13-16). Ahora, aborda una cuestión crucial para sus oyentes judíos: su relación con la Ley de Moisés y las enseñanzas de los Profetas (es decir, con todo el Antiguo Testamento). Ante la radicalidad de sus enseñanzas, algunos podrían pensar que Jesús venía a anular o descartar la revelación anterior. Jesús corrige enfáticamente esta idea.
Tema Central
El tema central es la afirmación de Jesús de que Él no ha venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a llevarlos a su pleno cumplimiento, a su perfección. La Ley divina es permanente y cada uno de sus preceptos tiene valor. La verdadera grandeza en el Reino de los Cielos se medirá por el cumplimiento y la enseñanza de estos mandamientos, entendidos ahora en la plenitud que Jesús les da.
Aplicación a nuestra actualidad
Estas palabras de Jesús son fundamentales para entender la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y la importancia de la obediencia a la voluntad de Dios:
Jesús como Plenitud, no Anulación: "Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento". Jesús no descarta la revelación del Antiguo Testamento, sino que la lleva a su sentido más profundo y a su realización perfecta. Él es la clave para entender la Ley y los Profetas. Esto nos enseña a valorar toda la Escritura, viendo cómo el Antiguo Testamento prepara y apunta hacia Cristo, y cómo Cristo ilumina y da pleno significado al Antiguo.
La Permanencia de la Voluntad de Dios: "No desaparecerá de la Ley ni una i ni una coma... hasta que todo se cumpla". Esto subraya la seriedad y la perennidad de la voluntad de Dios expresada en su Ley. Aunque algunos aspectos ceremoniales o civiles de la Ley mosaica encuentran su cumplimiento y transformación en Cristo, los principios morales fundamentales que reflejan el carácter de Dios permanecen.
La Importancia de los "Pequeños" Mandamientos: "El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos... será considerado el menor... En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande...". Jesús advierte contra una actitud de menosprecio hacia cualquier parte de la enseñanza divina, incluso lo que podría parecer "pequeño" o menos importante. La fidelidad en lo pequeño es signo de un corazón que ama y respeta la totalidad de la voluntad de Dios. Esta grandeza en el Reino no se mide por estándares mundanos, sino por la obediencia amorosa.
Cumplir y Enseñar: La verdadera grandeza no solo consiste en cumplir los mandamientos personalmente, sino también en enseñarlos a otros, es decir, en ser un ejemplo y un guía para que otros también vivan según la voluntad de Dios. Esto implica una responsabilidad de testimonio y de formación en la fe.
Hacia una Justicia Mayor (Contexto del Sermón): Aunque no está en esta selección, es importante recordar que Jesús, inmediatamente después (Mateo 5,20), dirá: "Si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos". El "cumplimiento" que Jesús trae implica una interiorización y una radicalización de la Ley, yendo más allá de la observancia externa hacia la pureza del corazón y la caridad perfecta.
Este pasaje nos llama a una profunda reverencia por la totalidad de la revelación de Dios, reconociendo a Jesús como su cumplimiento perfecto. Nos invita a una obediencia fiel, no solo a los "grandes" mandamientos, sino también a los "pequeños", y a enseñar con nuestra vida y nuestras palabras el camino del Reino.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo entiendo yo la relación entre la Ley del Antiguo Testamento y las enseñanzas de Jesús? ¿Veo a Jesús como Aquel que la "cumple" y le da su pleno sentido?
¿Hay "pequeños mandamientos" o aspectos de la voluntad de Dios que tiendo a pasar por alto o a considerar menos importantes en mi vida?
¿De qué manera estoy siendo un ejemplo que "enseña" a otros a cumplir los mandamientos de Dios, no solo con palabras, sino con mi forma de vivir?
¿Cómo puedo yo aspirar a esa "justicia superior" que Jesús pide, que va más allá de la mera observancia externa de la ley y busca la transformación del corazón?
Si la Ley de Dios es permanente, ¿cómo discierno entre los principios divinos eternos y las adaptaciones culturales o históricas en su aplicación?
Oración
Señor Jesús, Tú que no viniste a abolir la Ley y los Profetas, sino a darles pleno cumplimiento, ayúdanos a amar y a valorar toda tu Palabra. Danos un corazón dócil para cumplir incluso el más pequeño de tus mandamientos y la sabiduría para enseñarlos a otros con nuestro ejemplo. Que, siguiendo tus pasos, nuestra justicia sea abundante y así seamos considerados grandes en tu Reino. Amén.