Mateo 5,27-32
"La Justicia Mayor: Pureza de Corazón y Fidelidad en el Matrimonio"
“27 Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. 28 Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29 Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al Infierno. 30 Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al Infierno. 31 También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. 32 Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone al adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada comete adulterio.”
Contexto
Este pasaje forma parte del Sermón del Monte (Mateo 5-7). Jesús está exponiendo la "justicia mayor" del Reino de los Cielos, que supera la justicia de los escribas y fariseos (Mateo 5,20). En una serie de antítesis ("Ustedes han oído que se dijo... Pero yo les digo..."), Jesús no anula la Ley Antigua, sino que la lleva a su plenitud, interiorizándola y radicalizándola. Después de haber tratado sobre el mandamiento de no matar y su relación con la ira (Mateo 5,21-26), ahora aborda el mandamiento sobre el adulterio y la cuestión del divorcio.
Tema Central
El tema central es la llamada de Jesús a una pureza y una fidelidad que van más allá de la mera observancia externa de la Ley. Respecto al adulterio, Jesús enseña que comienza en el corazón, con la mirada lujuriosa. Exige una vigilancia radical sobre las fuentes de la tentación. Respecto al divorcio, Jesús restaura el ideal original de la indisolubilidad del matrimonio, limitando severamente las concesiones que la Ley de Moisés había permitido.
Aplicación a nuestra actualidad
Las enseñanzas de Jesús en este pasaje son desafiantes y siguen siendo cruciales para la vida moral y afectiva del creyente:
La Pureza del Corazón, Más Allá del Acto Externo: "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". Jesús traslada el foco del acto externo de adulterio al deseo interior. Esto no significa que el pensamiento sea igual al acto, pero sí que el pecado comienza en el corazón, en la intención y el consentimiento al deseo desordenado. Es un llamado a custodiar nuestros pensamientos, nuestra mirada y nuestros deseos, buscando una pureza interior que honre a Dios y a los demás.
Vigilancia Radical contra el Pecado: "Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo... si tu mano derecha... córtala...". Estas expresiones hiperbólicas no deben tomarse literalmente, sino que indican la seriedad con la que debemos tomar la lucha contra el pecado. Jesús nos llama a tomar medidas drásticas y decisivas para eliminar de nuestra vida aquello que nos lleva a pecar, aquello que pone en peligro nuestra salvación. Es preferible "perder" algo (un hábito, una relación, una comodidad) que nos es ocasión de pecado, antes que perder nuestra alma. ¿Qué "ojos" o "manos" necesito "arrancar" o "cortar" en mi vida hoy?
La Indisolubilidad del Matrimonio: "El que se divorcia de su mujer... la expone al adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada comete adulterio". Jesús eleva el matrimonio a su dignidad original, según el plan de Dios (como se explica más claramente en Mateo 19,3-9). Aunque la interpretación de la cláusula "excepto en caso de unión ilegal" (o "fornicación", porneia) ha sido debatida, el énfasis de Jesús está en la permanencia del vínculo matrimonial. Esta enseñanza desafía las actitudes permisivas hacia el divorcio y llama a un compromiso fiel y para toda la vida en el matrimonio.
La Justicia del Reino Interiorizada: En ambos casos (adulterio y divorcio), Jesús muestra que la justicia del Reino no se contenta con evitar el mal externo, sino que busca la rectitud del corazón y la fidelidad a la voluntad original de Dios. Es una llamada a una conversión profunda que transforme nuestras intenciones y deseos más íntimos.
Este pasaje nos desafía a vivir una vida de profunda integridad, donde nuestros pensamientos y deseos estén alineados con la voluntad de Dios, y donde nuestros compromisos, especialmente el matrimonial, sean vividos con la fidelidad y la permanencia que Dios diseñó. Es una llamada a una santidad que comienza en el corazón.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo estoy custodiando mi corazón y mi mirada para evitar los "adulterios del corazón" y cultivar una pureza de intenciones en mis relaciones?
¿Qué "ocasiones de pecado" (hábitos, ambientes, relaciones, contenidos que consumo) necesito identificar en mi vida y qué medidas "radicales" estoy dispuesto/a a tomar para eliminarlas, como sugiere Jesús?
¿Cómo entiendo y valoro la enseñanza de Jesús sobre la permanencia y la santidad del matrimonio en un mundo con tantas visiones diferentes sobre las relaciones?
¿De qué manera la llamada de Jesús a una "justicia mayor" que la de los escribas y fariseos me impulsa a ir más allá de la simple observancia externa de las normas y a buscar una verdadera transformación interior?
¿Cómo puedo buscar la gracia de Dios para vivir estos altos ideales de pureza y fidelidad que Jesús nos presenta?
Oración
Señor Jesús, Tú que nos llamas a una justicia que supera la de los escribas y fariseos, purifica nuestro corazón y nuestra mirada. Ayúdanos a custodiar nuestros pensamientos y deseos para que sean agradables a Ti. Danos la valentía para tomar medidas radicales contra todo aquello que nos aleja de Ti y nos lleva al pecado. Fortalece los vínculos matrimoniales y ayúdanos a vivir todos nuestros compromisos con la fidelidad y la pureza que Tú nos enseñas. Que tu gracia nos transforme desde dentro para que podamos vivir según los valores de tu Reino. Amén.