Los textos de hoy nos hablan de la esperanza en una creación nueva, donde el dolor y la tristeza serán cosa del pasado, y nos invitan a creer en el poder sanador de la palabra de Jesús, una palabra que trae vida y restaura la esperanza.
El profeta Isaías nos presenta una visión de un futuro transformado por completo: "Yo voy a crear cielos nuevos y una tierra nueva". En esta nueva creación, el recuerdo del pasado doloroso se desvanecerá, y la alegría y la felicidad serán la norma. Se describe una vida larga y plena, con abundancia y seguridad. Esta promesa nos llena de esperanza, recordándonos que el plan final de Dios para la humanidad es un futuro de paz y bienestar total. En nuestra vida cotidiana, esta visión nos anima a trabajar por un mundo más justo y humano, sabiendo que nuestros esfuerzos se inscriben en el proyecto amoroso de Dios de renovar todas las cosas. ¿Cómo nuestras acciones diarias reflejan esta esperanza en un futuro mejor? ¿Qué estamos haciendo para construir ese "cielo nuevo y tierra nueva" en nuestros entornos más cercanos?
El salmo 29 es un canto de alabanza al poder y la majestad de Dios, que se manifiesta en la naturaleza y en su acción en la historia. Se reconoce su voz poderosa que estremece y transforma. La frase "Por la tarde llega el llanto, y al amanecer, el grito de alegría" nos recuerda que, aunque podamos pasar por momentos de dificultad y dolor, la presencia de Dios trae consigo la promesa de consuelo y renovación. En los momentos oscuros de nuestra vida, ¿somos capaces de mantener la confianza en que la luz y la alegría volverán? ¿Buscamos en la oración y en la fe la fortaleza para superar las pruebas?
El Evangelio de Juan nos presenta el relato de la curación del hijo del funcionario real. Este hombre, movido por la desesperación y el amor por su hijo enfermo, acude a Jesús y confía en su palabra. Jesús no necesita estar presente físicamente para obrar el milagro; su palabra es suficiente. "Vuelve, tu hijo vive", le dice, y el hombre cree y comprueba que así ha sido. Este pasaje nos muestra el poder sanador de la palabra de Jesús y la importancia de la fe. A menudo, en nuestras vidas, enfrentamos situaciones que nos parecen imposibles de resolver. Este relato nos invita a confiar en la palabra de Jesús, a creer que Él puede obrar incluso en las circunstancias más difíciles. ¿Con qué fe acudimos a Jesús en nuestras necesidades? ¿Creemos realmente en el poder transformador de su palabra en nuestra vida?
Estos tres textos, al unirse, nos ofrecen un mensaje de profunda esperanza y confianza. Nos recuerdan que Dios tiene un plan de renovación total para el mundo y para cada uno de nosotros. Nos invitan a depositar nuestra fe en la palabra de Jesús, que tiene el poder de sanar y transformar nuestras vidas, incluso en medio del dolor y la dificultad. Y nos animan a vivir con la mirada puesta en ese futuro de plenitud que Dios nos promete.
Para seguir profundizando en este mensaje, te invito a reflexionar sobre estas preguntas:
¿Qué significa para mí la promesa de "cielos nuevos y tierra nueva"? ¿Cómo influye esta esperanza en mi manera de vivir el presente?
¿En qué momentos de mi vida he experimentado la presencia consoladora de Dios después de haber pasado por dificultades? ¿Cómo puedo recordar y fortalecer esa experiencia?
¿Qué obstáculos encuentro para confiar plenamente en el poder de la palabra de Jesús en mi vida? ¿Qué pasos puedo dar para crecer en esta fe?
¿Hay alguna situación en mi vida o en la de alguien cercano donde necesito creer en la posibilidad de un "milagro", de una intervención de Dios que traiga sanación y esperanza?