2 Pedro 1, 16-19
"Testigos Oculares de su Majestad: La Transfiguración y la Palabra Profética"
“16 Porque no les hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas ingeniosas, sino como testigos oculares de su majestad. 17 En efecto, él recibió el honor y la gloria que venían de la Gloria magnífica, cuando la voz del cielo le dijo: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección». 18 Y nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa. 19 Así se nos ha confirmado la palabra de los profetas, a la que ustedes hacen bien en atender, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el Lucero de la mañana amanezca en sus corazones.”
Contexto
Este pasaje se encuentra en la Segunda Carta de Pedro. El autor, identificándose como el apóstol Pedro, escribe a las comunidades cristianas para fortalecer su fe y advertirles contra los falsos maestros que negaban la segunda venida de Cristo y promovían una vida inmoral. Para fundamentar la verdad de su enseñanza, Pedro apela a dos fuentes de autoridad: su propia experiencia como testigo ocular de un evento clave en la vida de Jesús, la Transfiguración, y la fiabilidad de la palabra profética del Antiguo Testamento, confirmada por ese evento.
Tema Central
El tema central es la certeza y la fiabilidad del mensaje apostólico sobre el poder y la venida gloriosa de Jesucristo. Esta certeza se basa no en "fábulas ingeniosas", sino en el testimonio directo de haber presenciado la "majestad" de Jesús en la Transfiguración, donde la voz del Padre lo acreditó como su Hijo amado. Este evento, a su vez, confirma la verdad de las profecías del Antiguo Testamento, que son como una "lámpara" segura que ilumina a los creyentes mientras esperan la manifestación plena de Cristo, el "Lucero de la mañana".
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Pedro son una poderosa afirmación de los fundamentos de nuestra fe y nos ofrecen una guía para nuestro propio caminar:
Una Fe Basada en el Testimonio, no en Fábulas: "No... siguiendo fábulas ingeniosas, sino como testigos oculares...". Nuestra fe cristiana no es un mito o una filosofía abstracta. Está anclada en eventos históricos y en el testimonio de personas que vieron y oyeron. La fiabilidad del testimonio apostólico es la base sobre la que se construye la fe de la Iglesia.
La Transfiguración como Anticipo de la Gloria: Pedro recuerda la Transfiguración como un momento en que vislumbró la gloria divina de Jesús y su futura venida ("el poder y la Venida"). Fue un "adelanto" de su majestad como Hijo de Dios, confirmado por la voz del Padre. Para nosotros, meditar en la Transfiguración nos fortalece en la fe en la divinidad de Jesús y nos da una esperanza viva en la gloria que nos espera.
La Palabra Profética como Lámpara en la Oscuridad: "Hacen bien en atender [a la palabra de los profetas], como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro...". Pedro valora enormemente las Escrituras del Antiguo Testamento. Son como una lámpara fiable que nos guía y nos ilumina en la "oscuridad" de este mundo y de nuestras propias vidas, mientras peregrinamos. Esto nos llama a un estudio y una meditación asiduos de toda la Escritura.
Esperando al Lucero de la Mañana: "...hasta que despunte el día y el Lucero de la mañana amanezca en sus corazones". El "Lucero de la mañana" es un título para Jesucristo (cf. Apocalipsis 22,16). La vida cristiana es una espera activa de la manifestación plena de Cristo, tanto en su segunda venida ("que despunte el día") como en una iluminación interior cada vez más profunda en nuestros propios corazones. La Palabra profética nos guía hasta que esta luz plena de Cristo amanezca en nosotros.
Confirmación Mutua de Experiencia y Escritura: La experiencia de la Transfiguración "confirmó" la palabra profética. Y la palabra profética ayudó a entender la experiencia. Nuestra fe también se nutre de este doble alimento: la experiencia personal y comunitaria de Cristo vivo (en la oración, los sacramentos, la caridad) y el estudio y la meditación de la Palabra de Dios. Una ilumina a la otra.
Este pasaje es una invitación a fundamentar nuestra fe en la roca sólida del testimonio apostólico y de la Palabra profética. Nos anima a aferrarnos a la Escritura como una lámpara segura en nuestras oscuridades, mientras esperamos con esperanza el amanecer glorioso de Cristo en nuestras vidas y en el mundo.
Preguntas para la reflexión
¿Soy consciente de que mi fe se basa en el testimonio fiable de "testigos oculares" y no en "fábulas"? ¿Cómo fortalece esta certeza mi confianza?
Al meditar en el misterio de la Transfiguración, ¿cómo me ayuda a vislumbrar la "majestad" de Jesús y a crecer en mi esperanza en su venida gloriosa?
¿Valoro yo la Palabra de Dios (especialmente el Antiguo Testamento) como una "lámpara que brilla en un lugar oscuro"? ¿Recurro a ella para que ilumine mis decisiones y mis dificultades?
¿Qué significa para mí esperar que "el Lucero de la mañana amanezca en mi corazón"? ¿Anhelo una relación más profunda y una iluminación más plena de Cristo en mi vida?
¿Cómo se alimentan mutuamente en mi vida de fe mi "experiencia" personal de Dios y mi estudio de la "Escritura"?
Oración
Señor Jesús, te damos gracias por el testimonio fiel de tus apóstoles, que no siguieron fábulas, sino que fueron testigos oculares de tu majestad en la montaña santa. Aumenta nuestra fe en tu divinidad y en la promesa de tu venida gloriosa. Ayúdanos a atender a la Palabra profética como a una lámpara que brilla en nuestras oscuridades, hasta que Tú, el verdadero Lucero de la mañana, amanezcas plenamente en nuestros corazones y en el mundo. Amén.