Colosenses 2, 12-14
"Sepultados y Resucitados con Cristo en el Bautismo: La Cancelación de Nuestra Deuda"
“12 Por el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. 13 Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Dios les dio vida junto con Cristo, perdonándonos todos los pecados. 14 Él anuló el documento que nos era contrario y que nos condenaba con sus cláusulas, y lo eliminó clavándolo en la cruz.”
Contexto
Este pasaje se encuentra en la Carta de San Pablo a los Colosenses, dentro de una sección donde Pablo está advirtiendo a los creyentes contra falsas filosofías y prácticas religiosas que amenazaban con desviarlos de la centralidad y la suficiencia de Cristo (Colosenses 2,8). Estas herejías probablemente enfatizaban la necesidad de ritos, ascetismos y la observancia de reglas ("circuncisión", "cláusulas") para alcanzar la salvación. En contraposición, Pablo les recuerda la obra completa y definitiva que ya han recibido en Cristo a través del bautismo.
Tema Central
El tema central es la profunda realidad espiritual del bautismo cristiano. A través del bautismo, el creyente es unido íntimamente a la muerte y resurrección de Cristo: somos "sepultados con Cristo" (muriendo a nuestra vida de pecado) y "resucitados con él" a una vida nueva. Esta nueva vida es un don de Dios, que nos perdona todos los pecados y anula la "deuda" o el "acta de condenación" que teníamos contra nosotros, clavándola simbólicamente en la cruz de Cristo.
Aplicación a nuestra actualidad
Estas densas palabras de Pablo nos invitan a profundizar en el significado de nuestro propio bautismo y a vivir la libertad que Cristo nos ha ganado:
El Bautismo como Muerte y Resurrección: "Por el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con él resucitaron...". A menudo podemos ver el bautismo solo como un rito social o una simple ceremonia de bienvenida. Pablo nos recuerda su significado radical: es una participación real en el misterio pascual. En el bautismo, nuestro "viejo yo", esclavo del pecado, es "sepultado" con Cristo, y emergemos del agua a una "vida nueva", resucitados con Él por el poder de Dios. ¿Soy consciente de que, por mi bautismo, estoy llamado/a a vivir como una persona "resucitada"?
De la Muerte a la Vida: "Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados... pero Dios les dio vida junto con Cristo, perdonándonos todos los pecados". Antes de Cristo, estábamos espiritualmente "muertos" por el pecado, separados de la vida de Dios. La iniciativa es enteramente de Dios, quien por pura gracia nos da vida y nos perdona "todos los pecados" en Cristo. Esta es la esencia de la Buena Noticia.
La Deuda Cancelada en la Cruz: "Él anuló el documento que nos era contrario y que nos condenaba con sus cláusulas, y lo eliminó clavándolo en la cruz". La imagen es poderosa. La Ley, con sus mandatos ("cláusulas"), funcionaba como un "documento de deuda" o un "acta de acusación" que nos mostraba nuestro pecado y nos declaraba culpables, condenándonos. En la cruz, Jesús tomó sobre sí esa deuda, esa condena, y la "clavó", la anuló, la eliminó para siempre. Por la cruz de Cristo, somos libres de la condenación.
Fe en el Poder de Dios: Todo esto se recibe "por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos". No es un proceso automático. Nuestra participación en esta nueva vida requiere la fe, la confianza en el poder de Dios manifestado en la resurrección de Jesús.
Este pasaje es una proclamación de la inmensa libertad que tenemos en Cristo. Nos recuerda que nuestro bautismo no es un evento pasado sin consecuencias, sino el inicio de una vida nueva, resucitada, libre de la condena del pecado. Nos invita a vivir cada día esa realidad, recordando que nuestra deuda ha sido cancelada en la cruz y que estamos llamados a caminar en la novedad de vida que Dios nos ha dado.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo vivo yo hoy la realidad de mi bautismo? ¿Lo veo como el momento en que fui "sepultado/a y resucitado/a con Cristo", llamado/a a una vida nueva?
¿Soy consciente de que, en Cristo, Dios me ha perdonado "todos los pecados" y me ha dado "vida" cuando estaba espiritualmente "muerto/a"? ¿Cómo me llena de gratitud esta verdad?
¿Qué "documentos de deuda" o "cláusulas" (culpas pasadas, acusaciones, sentimientos de no ser digno/a) necesito recordar que han sido "anulados y clavados en la cruz" de Cristo?
¿De qué manera puedo yo hoy vivir más plenamente como una persona "resucitada", dejando atrás las obras de la muerte y abrazando la vida nueva que Dios me ofrece en Cristo?
¿Cómo se manifiesta mi "fe en el poder de Dios que resucitó a Jesús" en mi forma de enfrentar el pecado, la debilidad y la muerte?
Oración
Padre de misericordia, te damos gracias porque en el bautismo nos has sepultado con Cristo a nuestra vida de pecado y nos has resucitado con Él a una vida nueva. Gracias por darnos vida cuando estábamos muertos y por perdonar todos nuestros pecados. Te alabamos, Señor Jesús, porque en tu cruz has anulado el documento que nos condenaba, clavándolo en el madero para siempre. Aumenta nuestra fe en tu poder resucitador, para que vivamos cada día como hijos e hijas de la luz, libres de toda condena y llenos de tu vida. Amén.