"La Oración de la Comunidad por Valentía"
«23» Una vez que fueron puestos en libertad, Pedro y Juan volvieron a los suyos y contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. «24» Al oírlos, todos levantaron la voz y oraron a Dios unánimemente: «Señor, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; «25» tú, por medio del Espíritu Santo, pusiste estas palabras en labios de nuestro padre David, tu servidor: “¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen vanos proyectos? «26» Los reyes de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido”. «27» Porque realmente se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato, junto con las naciones paganas y el pueblo de Israel, contra tu santo servidor Jesús, a quien tú has ungido. «28» Así ellos cumplieron todo lo que tu poder y tu sabiduría habían determinado de antemano. «29» Ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus servidores anunciar tu Palabra con toda valentía. «30» Extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús». «31» Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.»
Contexto
Pedro y Juan acaban de ser liberados después de ser arrestados, interrogados por el Sanedrín y amenazados para que no hablaran más en nombre de Jesús (Hechos 4:1-22). En lugar de esconderse o desanimarse, vuelven inmediatamente a la comunidad ("a los suyos") y comparten lo sucedido. La reacción de la comunidad no es de pánico, sino de oración unida y confiada. Estamos en los primerísimos tiempos de la Iglesia en Jerusalén, una comunidad que experimenta la fuerza del Espíritu Santo pero también la creciente oposición de las autoridades.
Tema Central
El tema central es la respuesta de la comunidad cristiana primitiva ante la persecución y las amenazas: la oración unánime, confiada en la soberanía de Dios y pidiendo valentía (parresía) para seguir anunciando el Evangelio. No piden que cesen las amenazas, sino la fortaleza interior para cumplir su misión a pesar de ellas. Su oración está fundamentada en la Escritura (Salmo 2), reconociendo que la oposición a Jesús y a ellos mismos forma parte del plan de Dios. La respuesta divina es inmediata y poderosa: son llenos del Espíritu Santo y reciben la audacia que pidieron.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje nos enseña cómo afrontar las dificultades y oposiciones que encontramos por vivir nuestra fe o defender valores cristianos. Lo primero es la comunidad: Pedro y Juan no se aíslan, buscan a los suyos. Necesitamos compartir nuestras luchas y apoyarnos mutuamente en oración. Segundo, la oración como respuesta: Ante la amenaza, su reflejo inmediato es volverse a Dios juntos. ¿Es esa nuestra primera reacción? Tercero, el contenido de la oración: Reconocen la grandeza y el control de Dios sobre la historia ("Tú hiciste...", ven incluso la pasión de Jesús dentro del plan de Dios), y luego piden lo esencial: no que el problema desaparezca, sino valentía para hacer lo correcto. ¿Pedimos más la comodidad o el coraje? ¿Pedimos que Dios cambie las circunstancias o que nos cambie a nosotros para afrontarlas? Esta oración nos invita a discernir qué es lo verdaderamente importante pedir en la dificultad. Finalmente, la confianza en el poder de Dios: Piden que Dios actúe con signos. Y Dios responde llenándolos del Espíritu. Nos recuerda que la fuerza para ser testigos no viene de nosotros, sino del Espíritu Santo que se nos da si lo pedimos con fe.
Preguntas para la reflexión
Cuando enfrento dificultades o incomprensión por mis valores o mi fe, ¿mi primera reacción es buscar el apoyo y la oración de mi comunidad o tiendo a aislarme? ¿Cómo podría fortalecer ese aspecto comunitario?
Al orar por mis problemas o los del mundo, ¿en qué centro mi petición? ¿Pido principalmente que se elimine la dificultad, o pido la sabiduría, la fortaleza y la valentía para vivir esa situación según la voluntad de Dios?
¿Cómo puedo ejercitarme en ver los acontecimientos de mi vida (incluso los dolorosos o desconcertantes) a la luz de la fe en la soberanía y el plan amoroso de Dios, como hizo esta primera comunidad?
¿En qué áreas concretas de mi vida siento que necesito pedirle hoy al Señor "anunciar (o vivir) tu Palabra con toda valentía"? ¿Qué miedos o presiones me lo impiden?
Oración
Señor Dios, Creador de todo, que escuchaste la oración unánime de tu primera comunidad amenazada. Mira también hoy nuestras dificultades y los temores que a veces nos paralizan. Únenos como hermanos en la oración, ayúdanos a confiar en tu plan soberano y no permitas que el miedo nos silencie. Concédenos, te pedimos, la misma gracia que a ellos: llénanos de tu Espíritu Santo y danos la valentía necesaria para anunciar y vivir tu Palabra con decisión y amor, en el nombre de tu santo servidor Jesús. Amén.