Romanos 6, 19-23
"De Esclavos del Pecado a Siervos de Dios: El Salario de la Muerte y el Don de la Vida Eterna"
“19 Voy a usar una comparación tomada de la vida de todos los días, para que puedan comprenderlo mejor. Así como antes ofrecieron sus miembros para servir a la impureza y a la iniquidad, hasta llegar a la más completa iniquidad, ofrézcanlos ahora para servir a la justicia, que conduce a la santidad. 20 Cuando ustedes eran esclavos del pecado, vivían en plena libertad con respecto a la justicia. 21 Y ¿qué frutos recogían entonces? Los frutos de los que ahora se avergüenzan, porque conducen a la muerte. 22 Pero ahora, liberados del pecado y convertidos en servidores de Dios, ustedes fructifican para la santidad, y el fin es la Vida eterna. 23 Porque el salario del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios es la Vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
Contexto
Este pasaje de la Carta a los Romanos se encuentra en el capítulo 6, donde San Pablo está explicando las consecuencias prácticas de la nueva vida recibida en el Bautismo. Acaba de utilizar la metáfora de la esclavitud para mostrar que, o somos esclavos del pecado o somos esclavos de la obediencia a Dios. Ahora, Pablo profundiza en esta imagen, explicando la naturaleza y el resultado de cada una de estas "esclavitudes" para animar a los creyentes a una decisión consciente y definitiva por el servicio a Dios.
Tema Central
El tema central es el contraste radical entre dos tipos de servicio o "esclavitud": la esclavitud al pecado y la esclavitud a la justicia (a Dios). Pablo describe la trayectoria de cada una:
Esclavitud al Pecado: Comienza sirviendo a la impureza, produce frutos de vergüenza y su resultado final ("salario") es la muerte.
Servicio a Dios: Comienza con la liberación del pecado, produce frutos de santidad y su resultado final es la Vida eterna, que no es un "salario" ganado, sino un "don gratuito" de Dios.
Pablo exhorta a los creyentes a ofrecerse deliberadamente al servicio de Dios con la misma entrega con la que antes sirvieron al pecado.
Aplicación a nuestra actualidad
La poderosa metáfora de Pablo sobre la esclavitud sigue siendo una herramienta muy eficaz para entender la vida moral y espiritual:
Una Transferencia de Lealtad: "Así como antes ofrecieron sus miembros... ofrézcanlos ahora para servir a la justicia...". La conversión no es un vacío. Es una transferencia de lealtad. Pablo nos pide que pongamos la misma energía, la misma pasión, la misma dedicación que antes poníamos en el pecado, ahora al servicio de Dios y de la santidad. Es una llamada a una entrega total.
La Falsa "Libertad" del Pecado: "Cuando ustedes eran esclavos del pecado, vivían en plena libertad con respecto a la justicia". Con fina ironía, Pablo describe la supuesta "libertad" del pecado. Éramos "libres" de no hacer el bien, pero en realidad éramos esclavos de la impureza. Nos advierte contra la ilusión de que el pecado es libertad, cuando en realidad es la peor de las esclavitudes.
Los Frutos del Pecado: Vergüenza y Muerte: "¿Y qué frutos recogían entonces? Los frutos de los que ahora se avergüenzan, porque conducen a la muerte". Pablo nos invita a un examen de conciencia realista sobre los frutos de nuestro pecado. A la larga, el pecado nunca produce una satisfacción duradera; solo deja un rastro de vergüenza, de relaciones rotas, de vacío interior y, en última instancia, de muerte espiritual.
Los Frutos del Servicio a Dios: Santidad y Vida Eterna: En contraste, el servicio a Dios produce "frutos para la santidad". La santidad no es una meta inalcanzable, sino el fruto que crece naturalmente de una vida entregada a Dios. Y el destino final de este camino es la Vida eterna.
Salario vs. Don Gratuito: "Porque el salario del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios es la Vida eterna...". Esta es la síntesis final. La muerte es el "salario" justo que "ganamos" con el pecado. Es lo que nos corresponde. La Vida eterna, en cambio, no la ganamos. Es un "don gratuito" (charisma) que Dios nos da por pura generosidad en Cristo Jesús. Esta verdad nos llena de humildad y de una inmensa gratitud.
Este pasaje es una llamada a una decisión lúcida y definitiva. Nos muestra los dos caminos y sus destinos. Nos invita a mirar con honestidad los frutos amargos del pecado y a elegir con alegría el servicio a Dios, que, aunque nos llame "siervos", nos trata con la generosidad de un Padre y nos ofrece no un salario, sino el regalo inmerecido de la Vida eterna.
Preguntas para la reflexión
¿Con qué energía y dedicación estoy ofreciendo "mis miembros" (mi tiempo, mis talentos, mi cuerpo) al servicio de la justicia y de Dios, en comparación con la energía que a veces dedico a mis propios deseos o al pecado?
¿Caigo a veces en la ilusión de que el pecado me ofrece "libertad", olvidando que en realidad me esclaviza?
¿Qué "frutos de vergüenza" he recogido en mi vida a causa del pecado? ¿Cómo me ayuda este recuerdo a elegir el camino de la santidad?
¿Entiendo la Vida eterna como un "salario" que debo ganar o como un "don gratuito" de Dios que acojo con gratitud?
¿Qué paso concreto puedo dar hoy para pasar de ser "esclavo del pecado" a ser un "servidor de Dios" más fiel y gozoso?
Oración
Gracias, Dios nuestro, porque nos has liberado de la esclavitud del pecado, que conduce a la muerte. Ayúdanos a ofrecerte todo nuestro ser como servidores de la justicia, que conduce a la santidad. Que nunca olvidemos que mientras el salario del pecado es la muerte, Tú nos ofreces el don gratuito de la Vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Que, viviendo en esta gracia, podamos fructificar para la santidad y alcanzar la vida que no tiene fin. Amén.