Salmo 114(113A), 1-6
"Cuando Israel Salió de Egipto: La Creación se estremece ante su Dios"
“1 ¡Aleluya! Cuando Israel salió de Egipto, y la casa de Jacob, de un pueblo balbuciente, 2 Judá fue su santuario, Israel fue su dominio. 3 El Mar, al verlos, huyó, y el Jordán se volvió atrás; 4 las montañas saltaron como carneros y las colinas, como corderos. 5 ¿Qué tienes, Mar, para huir, y tú, Jordán, para volverte atrás? 6 ¿Y ustedes, montañas, para saltar como carneros, y ustedes, colinas, como corderos?”
Contexto
El Salmo 114 es uno de los salmos del "Halel Egipcio" (Salmos 113-118), que se recitaban en las grandes fiestas judías, especialmente durante la cena de Pascua. Este salmo es un poema extraordinariamente bello y conciso que celebra el Éxodo de Egipto y la entrada en la Tierra Prometida (simbolizada por el cruce del Jordán) como el evento fundacional de Israel. Lo hace de una manera única, personificando a la naturaleza (el mar, el Jordán, las montañas) y describiendo su reacción de asombro y reverencia ante la presencia del Dios de Israel.
Tema Central
El tema central es la manifestación del poder soberano de Dios durante el Éxodo, que provoca una conmoción cósmica. La salida de Israel de Egipto no fue un simple evento histórico, sino el momento en que Dios constituyó a Israel como su "santuario" (su lugar sagrado) y su "dominio" (su reino). Ante la presencia de este Dios que acompaña a su pueblo, las fuerzas naturales más poderosas (el mar, el río, las montañas) se retiran o saltan, reconociendo a su Creador y Señor.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo poético nos invita a una contemplación maravillada del poder de Dios y de su acción en nuestra propia historia de salvación:
La Salida de Egipto como Liberación Personal: "Cuando Israel salió de Egipto...". El Éxodo es el arquetipo de toda liberación. Para nosotros, representa nuestra liberación de la "esclavitud" del pecado y de la muerte a través del Bautismo y la fe en Jesucristo. Salimos de un "pueblo balbuciente" (un pueblo que habla una lengua extraña, símbolo de la opresión y la alienación) para convertirnos en el pueblo de Dios.
Convertirnos en Santuario y Dominio de Dios: "Judá fue su santuario, Israel fue su dominio". Al ser liberados, no quedamos en el vacío, sino que nos convertimos en el lugar donde Dios habita ("santuario") y donde Él reina ("dominio"). Esto se aplica a la Iglesia como un todo y a cada creyente. ¿Permito yo que mi vida sea un "santuario" para la presencia de Dios y acepto su "dominio" soberano sobre todas las áreas de mi ser?
La Creación Reverencia a su Creador: La imagen del mar huyendo, el Jordán retrocediendo y las montañas saltando es una forma poética de decir que toda la creación reconoce y se somete al poder de su Creador cuando Él actúa para salvar a su pueblo. Esto nos invita a ver la naturaleza no como algo inerte o independiente, sino como un escenario que proclama la gloria de Dios.
Preguntar a la Creación para Descubrir a Dios: "¿Qué tienes, Mar, para huir...?". El salmista interroga a la naturaleza para revelar la causa de su asombro: la presencia del Dios de Jacob (como responderá el v. 7, no incluido en la selección). Es una invitación a hacer lo mismo: a preguntarle a la creación sobre su Creador, a dejar que la belleza y el poder de la naturaleza nos lleven a maravillarnos ante el Dios que está detrás de todo.
El Poder de Dios que Abre Caminos: Tanto el mar como el Jordán eran barreras infranqueables para Israel. Su retirada simboliza el poder de Dios para abrir un camino donde humanamente no lo hay. Nos da la esperanza de que, en nuestra propia vida, cuando nos enfrentemos a obstáculos que parecen "mares" o "ríos" imposibles de cruzar, el Dios del Éxodo puede abrir un camino para nosotros.
Este salmo es una celebración poética de la fe. Nos enseña a ver nuestra propia historia de salvación con los ojos del asombro, a reconocernos como morada y reino de Dios, y a confiar en que el mismo poder que conmovió a la creación para salvar a Israel sigue actuando hoy para abrirnos camino hacia la plena libertad.
Preguntas para la reflexión
¿De qué "Egiptos" (esclavitudes del pecado, del miedo, de malos hábitos) me ha sacado el Señor? ¿He celebrado suficientemente esa liberación?
¿De qué manera puedo yo hacer de mi vida un "santuario" más digno para la presencia de Dios y un "dominio" donde Él reine con más plenitud?
Cuando contemplo la naturaleza (el mar, las montañas), ¿me dejo llevar a la admiración del poder de su Creador, como lo hace el salmista?
¿Cuáles son los "mares" o "ríos Jordán" (obstáculos, barreras) en mi vida actual ante los cuales necesito confiar en que el poder de Dios puede abrir un camino?
¿Mi alabanza a Dios tiene algo de la poesía y el asombro de este salmo, o tiende a ser seca y abstracta? ¿Cómo puedo hacerla más viva?
Oración
Señor, Dios del Éxodo, te alabamos porque nos sacaste de la esclavitud del pecado y nos hiciste tu santuario y tu dominio. Que, ante tu presencia, los mares de nuestros miedos huyan y los ríos de nuestros obstáculos se vuelvan atrás. Que toda nuestra vida, y toda la creación, salte de alegría ante Ti. Que nunca olvidemos tu poder liberador y te aclamemos siempre como nuestro Dios y Salvador. ¡Aleluya! Amén.