"La Bondad Universal de Dios y su Reino Eterno"
“8 El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia. 9 El Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. 10 Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; 11 que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. 12 Así manifestarán a los hombres tus proezas y el esplendor glorioso de tu reino: 13a tu reino es un reino eterno y tu dominio permanece para siempre.”
Contexto
El Salmo 145 es un magnífico himno de alabanza, atribuido a David. Es el último salmo acróstico del Salterio, lo que significa que originalmente cada versículo (o grupo de versículos) comenzaba con una letra sucesiva del alfabeto hebreo, indicando una alabanza completa y ordenada. Este salmo se centra en la exaltación de Dios como Rey, destacando sus atributos, especialmente su bondad, misericordia y la naturaleza eterna de su reino. Los versículos seleccionados son una expresión clara del carácter compasivo de Dios y de la respuesta de alabanza que esto debería generar en toda la creación y, de manera especial, en sus fieles.
Tema Central
El tema central de estos versículos es la proclamación de la naturaleza esencial de Dios: su bondad, compasión, paciencia y gran misericordia, que se extienden universalmente a todas sus criaturas. Como consecuencia de esta revelación del carácter divino, surge la invitación a que toda la creación y sus fieles lo alaben, anunciando la gloria, el poder y la eternidad de su Reino a toda la humanidad.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje nos ofrece un retrato de Dios que es profundamente consolador y, al mismo tiempo, desafiante. Saber que el Señor es "bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia" nos da una inmensa seguridad. En un mundo donde a menudo experimentamos la impaciencia, el juicio rápido y la falta de compasión, recordar estos atributos divinos puede ser un ancla para nuestra alma. Dios no es un tirano distante, sino un Padre lleno de ternura que "es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas".
Esta verdad tiene implicaciones directas en cómo vivimos. Si Dios es así, estamos llamados a reflejar ese mismo carácter en nuestras relaciones: ser más bondadosos, más compasivos, más pacientes y misericordiosos con los demás, reconociendo que todos somos criaturas amadas por Él.
Además, el salmo nos invita a ser "fieles" que "bendicen" a Dios y "anuncian la gloria de su reino". Esto no es solo para momentos especiales de oración, sino para nuestra vida cotidiana. ¿Cómo nuestras acciones, palabras y prioridades "manifiestan a los hombres sus proezas y el esplendor glorioso de su reino"? Vivir como ciudadanos de este "reino eterno" significa encarnar sus valores: la justicia, la paz, el amor, la verdad, la misericordia. Es encontrar a Dios en todas las cosas, en la belleza de la creación que le da gracias, y en las personas que nos rodean, y desde ahí, alabarle y dar testimonio de su grandeza.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera específica he experimentado la bondad, la compasión o la misericordia de Dios en mi vida recientemente?
¿Cómo puedo yo, en mis interacciones diarias con familiares, amigos, compañeros o incluso extraños, reflejar mejor el carácter de Dios "lento para enojarse y de gran misericordia"?
¿Qué "proezas" o aspectos del "esplendor glorioso del reino" de Dios siento que estoy llamado/a a "anunciar" o "manifestar" en mi entorno actual?
Si el reino de Dios "es un reino eterno", ¿cómo influye esta verdad en mis prioridades y en la forma en que invierto mi tiempo y mis energías en un mundo que a menudo se enfoca en lo temporal?
Oración
Señor, Dios nuestro, te alabamos y te bendecimos porque eres bondadoso y compasivo, lento para la ira y grande en misericordia. Gracias porque tu bondad se extiende a todos y tu compasión abraza a todas tus criaturas. Inspíranos, tus fieles, a bendecirte siempre y a anunciar con nuestra vida la gloria de tu Reino eterno. Que nuestras acciones manifiesten a todos tus proezas y el esplendor de tu amor, para que muchos te reconozcan y te alaben. Amén.