Salmo 37(36), 3-4, 18-19, 27-28, 39-40
"Confía en el Señor y Haz el Bien: La Seguridad y Salvación de los Justos"
“3 Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y come con tranquilidad. 4 Pon tu delicia en el Señor, y él te dará lo que pide tu corazón... 18 El Señor se preocupa de los días de los buenos, y su herencia permanecerá para siempre; 19 no se avergonzarán en los tiempos de desgracia y en los días de hambre, quedarán saciados... 27 Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una morada; 28 porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles. Los malvados serán exterminados para siempre y la descendencia de los impíos será aniquilada... 39 La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en el momento del peligro; 40 el Señor los ayuda y los libra, los salva de los malvados porque se refugian en él.”
Contexto
El Salmo 37 es un salmo sapiencial (de sabiduría) que aborda uno de los problemas más persistentes de la fe: la aparente prosperidad de los malvados y las dificultades de los justos. A lo largo del salmo, el autor exhorta a no impacientarse ni envidiar a los malhechores, porque su éxito es efímero, como la hierba que se seca. En cambio, llama al justo a una confianza serena y perseverante en el Señor, asegurando que Dios cuidará de ellos y finalmente les dará su herencia. Los versículos seleccionados recogen algunas de las exhortaciones y promesas clave de este salmo.
Tema Central
El tema central es una exhortación a la confianza perseverante en el Señor y a la práctica del bien, como camino hacia la verdadera seguridad y la salvación, a pesar de la aparente prosperidad de los malvados. Se asegura al justo que el Señor se preocupa por él, no lo abandona, lo sustenta en la desgracia, y es su refugio y salvador, mientras que el destino de los impíos es la aniquilación.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo es un antídoto poderoso contra el desánimo, el cinismo y la envidia que podemos sentir cuando vemos que la injusticia o la maldad parecen triunfar en el mundo:
El Camino del Justo: Confiar y Hacer el Bien: "Confía en el Señor y haz el bien...". El salmo nos da una guía de vida muy clara y práctica. No se trata solo de una confianza pasiva, sino de una confianza activa que se traduce en "hacer el bien". La fe y las obras van de la mano.
La Verdadera Delicia y el Anhelo del Corazón: "Pon tu delicia en el Señor, y él te dará lo que pide tu corazón". Esta es una profunda verdad espiritual. Cuando encontramos nuestro mayor gozo y satisfacción en Dios mismo, en nuestra relación con Él, nuestros deseos se purifican y se alinean con su voluntad. Entonces, lo que nuestro corazón pide es lo que Dios desea darnos. Es una invitación a buscar nuestra felicidad en la fuente correcta.
El Cuidado Providente de Dios: "El Señor se preocupa de los días de los buenos... no se avergonzarán en los tiempos de desgracia y en los días de hambre, quedarán saciados". A pesar de las apariencias, Dios no es indiferente a la suerte de los justos. Su providencia los acompaña y los sostiene, especialmente en los momentos de crisis. Es una promesa de seguridad que no se basa en las circunstancias, sino en el cuidado de Dios.
La Elección Fundamental: Apartarse del Mal y Hacer el Bien: "Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una morada". Se repite la exhortación a una vida de rectitud activa. La recompensa es tener una "morada", una estabilidad y una pertenencia que perduran, porque Dios "ama la justicia y no abandona a sus fieles".
La Fuente Última de la Salvación: "La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en el momento del peligro... el Señor los ayuda y los libra... porque se refugian en él". El salmo concluye reafirmando que nuestra salvación y liberación no provienen de nuestras propias fuerzas o méritos, sino de Dios. La condición es buscar refugio en Él. En los momentos de peligro, nuestra seguridad no está en nuestras defensas, sino en confiar en Él como nuestro refugio.
Este salmo nos invita a una paciencia sabia y a una confianza inquebrantable. Nos llama a no dejarnos perturbar por el éxito aparente del mal, sino a centrarnos en nuestro propio camino: confiar en Dios, deleitarnos en Él, hacer el bien y buscar refugio en su amor fiel, con la certeza de que Él es nuestro salvador y protector.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo hoy "confiar en el Señor y hacer el bien" en mis circunstancias concretas?
¿Qué significa para mí "poner mi delicia en el Señor"? ¿Qué me impide encontrar mi mayor alegría en Él?
¿Hay situaciones en mi vida donde me siento en "tiempos de desgracia" o "días de hambre" (material, emocional o espiritual)? ¿Cómo puedo confiar más en la promesa de que Dios me saciará?
¿Qué pasos prácticos puedo dar para "apartarme del mal" y "hacer el bien" en mi vida, para así tener una "morada" segura en Dios?
Cuando estoy en un "momento de peligro", ¿mi primera reacción es buscar refugio en el Señor, o tiendo a confiar primero en mis propias soluciones o en otras seguridades?
Oración
Señor, Dios de la justicia, ayúdanos a confiar siempre en Ti y a hacer el bien, encontrando nuestra delicia en tu presencia. En los momentos de desgracia, sé Tú nuestro refugio y nuestro sustento. No permitas que envidiemos a los malvados, sino que nos apartemos del mal y caminemos en tus sendas. Gracias porque nunca abandonas a tus fieles y porque nuestra salvación viene de Ti. Protégenos y líbranos, porque en Ti nos refugiamos. Amén.