Salmo 66(65), 1-3a, 5, 8, 16-17
"¡Aclamen a Dios! Vengan, Vean y Escuchen lo que Hizo por Mí"
“1 ¡Aclamen a Dios, toda la tierra! 2 ¡Canten la gloria de su Nombre, tributenle una alabanza gloriosa! 3a ¡Digan a Dios: «¡Qué admirables son tus obras!... 5 ¡Vengan a ver las obras de Dios, las proezas que hizo por los hombres!... 8 ¡Bendigan, pueblos, a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas!... 16 Vengan a escuchar, todos los que temen a Dios, y les contaré lo que hizo por mí. 17 Lo invoqué con mi boca y mi lengua proclamó su grandeza.”
Contexto
El Salmo 66 es un himno de acción de gracias que se mueve de lo comunitario a lo personal. Comienza con una invitación universal a toda la tierra para aclamar y alabar a Dios por sus obras poderosas en la historia (como la liberación del Éxodo, mencionada en versículos intermedios). Luego, el enfoque se vuelve más personal, y el salmista invita a la comunidad a escuchar su propio testimonio de cómo Dios ha respondido a su oración individual. Los versículos seleccionados capturan este doble movimiento: la alabanza por las grandes obras de Dios y el testimonio personal de su bondad.
Tema Central
El tema central es una llamada a la alabanza gozosa, que se fundamenta en un doble movimiento: primero, "venir y ver" las grandes obras de Dios en la historia de la salvación, que son para todos los hombres; y segundo, "venir y escuchar" el testimonio personal del salmista sobre cómo Dios ha actuado en su propia vida, escuchando su clamor. La experiencia personal de la salvación se convierte en motivo de alabanza comunitaria.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos ofrece un modelo perfecto de cómo debe ser la evangelización y la vida de fe: una combinación de la gran historia de la salvación y nuestra pequeña historia personal.
Alabanza Universal y Gozosa: "¡Aclamen a Dios, toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre...". La fe no es una experiencia triste o tímida, sino una aclamación gozosa que debe resonar. La invitación a "toda la tierra" nos recuerda la dimensión misionera de nuestra fe.
"Vengan a Ver": La Historia de la Salvación: "¡Vengan a ver las obras de Dios, las proezas que hizo por los hombres!". La fe cristiana no se basa en ideas abstractas, sino en los hechos concretos de la historia de la salvación: la Creación, la alianza con Israel, el Éxodo y, de forma culminante, la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Estamos invitados a "ver", a contemplar estas obras para maravillarnos ante el poder y el amor de Dios.
"Vengan a Escuchar": El Poder del Testimonio Personal: "Vengan a escuchar... y les contaré lo que hizo por mí". Este es el complemento indispensable. La gran historia de la salvación se hace creíble y cercana cuando se conecta con nuestra historia personal. Compartir cómo Dios ha actuado en mi vida, cómo ha respondido a mis oraciones, cómo me ha salvado de mis dificultades, es una de las formas más poderosas de evangelización.
La Oración Confiada: "Lo invoqué con mi boca y mi lengua proclamó su grandeza". El testimonio del salmista nace de una oración confiada. No se quedó en silencio con su problema; lo "invocó". Y su misma lengua, que sirvió para pedir, ahora sirve para alabar y proclamar. Nos anima a una oración vocal y valiente.
De lo Personal a lo Comunitario: El salmista invita a "todos los que temen a Dios" a escuchar. Su experiencia personal no es para su propio ego, sino para edificar la fe de la comunidad ("Bendigan, pueblos, a nuestro Dios..."). Nuestras historias de fe deben ser compartidas para fortalecer a nuestros hermanos.
Este salmo nos invita a un dinamismo de fe en el que contemplamos las grandes obras de Dios en la historia ("vengan a ver") y damos testimonio de su acción en nuestras vidas ("vengan a escuchar"). Es un llamado a que nuestra experiencia personal de la salvación no se quede en lo privado, sino que se convierta en una alabanza gloriosa que invite a toda la comunidad y a todos los pueblos a bendecir a nuestro Dios.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera mi alabanza a Dios es "gloriosa", es decir, gozosa y expresiva? ¿O tiende a ser tímida y rutinaria?
¿Dedico tiempo a "ver" (meditar, contemplar) las grandes obras de Dios en la historia de la salvación para que mi fe se fortalezca?
¿Cuál es mi testimonio personal? ¿Qué podría yo "contar" hoy a otros sobre "lo que Dios ha hecho por mí"?
¿Soy valiente para "invocar a Dios con mi boca" en mis necesidades y para "proclamar su grandeza con mi lengua" cuando me ha respondido?
¿Entiendo el valor de compartir mi testimonio de fe para edificar a mi comunidad y para que juntos podamos "bendecir a nuestro Dios"?
Oración
¡Aclamamos a Dios con toda la tierra y cantamos la gloria de su Nombre! Te decimos, Señor: "¡Qué admirables son tus obras!". Venimos a ver tus proezas por todos los hombres y te bendecimos. Te damos gracias porque escuchas nuestra oración cuando te invocamos con la boca, y por eso nuestra lengua proclama tu grandeza. Que nuestro testimonio de lo que has hecho por nosotros anime a todos los que te temen a alabarte y a confiar en Ti. Amén.