Salmo 85(84), 9, 11-14
"La Paz, la Justicia, el Amor y la Verdad se Abrazan"
“9 Voy a escuchar lo que dice el Señor: el Señor anuncia la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón... 11 El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se besarán; 12 la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. 13 El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. 14 La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.”
Contexto
El Salmo 85 es una oración comunitaria que probablemente fue compuesta después del regreso del exilio de Babilonia. El salmo tiene tres partes: un recuerdo agradecido de la restauración pasada (vv. 2-4), una súplica por una renovación completa en el presente, ya que la situación sigue siendo difícil (vv. 5-8), y finalmente, una respuesta profética llena de esperanza (vv. 9-14), que es la sección a la que pertenecen nuestros versículos. El salmista, después de haber suplicado, se pone en actitud de escucha para acoger el oráculo de salvación de Dios.
Tema Central
El tema central de este oráculo de esperanza es el anuncio de la "paz" (shalom) de Dios para su pueblo, una paz que es mucho más que la ausencia de guerra. Es una paz que nace de la perfecta armonía de cuatro virtudes o atributos divinos personificados: el Amor (o Misericordia, jesed), la Verdad (emet), la Justicia (tsedeq) y la Paz (shalom). El salmo describe poéticamente un tiempo de restauración ideal en el que estas realidades, que a menudo parecen en conflicto en el mundo humano, se encontrarán y se abrazarán, produciendo fecundidad y guiando el camino del pueblo.
Aplicación a nuestra actualidad (especialmente desde la perspectiva cristiana)
Este pasaje es una visión profética de la era mesiánica, que los cristianos ven cumplida en Jesucristo. Nos ofrece un ideal y una esperanza para nuestra vida y nuestro mundo:
La Actitud de Escucha: "Voy a escuchar lo que dice el Señor...". Antes de recibir la revelación de la esperanza, el salmista adopta una postura de escucha atenta. Esta es una actitud fundamental para la vida espiritual: después de presentar nuestras súplicas, debemos hacer silencio para escuchar la respuesta de Dios.
La Paz de Dios, Fruto de la Conversión: "El Señor anuncia la paz para su pueblo... y para los que se convierten de corazón". La verdadera paz no es un don automático, sino que está condicionada a una conversión sincera, a un volver el corazón a Dios.
El Abrazo de las Virtudes Divinas en Cristo: "El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se besarán". En nuestro mundo, a menudo estas realidades parecen opuestas: una verdad sin amor puede ser cruel; un amor sin verdad puede ser sentimentalismo; una justicia sin paz puede ser vengativa; una paz sin justicia es falsa. En Jesucristo, estas cuatro virtudes se abrazan perfectamente. Él es la encarnación del Amor fiel de Dios (la Verdad), que en la Cruz satisface la Justicia y nos trae la Paz de la reconciliación. Este "abrazo" es el corazón del Evangelio.
Una Fecundidad que Nace del Cielo y de la Tierra: "La Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo". La salvación es una obra conjunta. La "tierra" (la humanidad) responde con fidelidad ("Verdad"), y el "cielo" (Dios) responde con su favor salvador ("Justicia"). Esto produce fecundidad: "El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos". Cuando vivimos en armonía con la voluntad de Dios, nuestra vida se vuelve fecunda.
Un Camino Guiado por la Justicia y la Paz: "La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos". El camino de Dios, el camino que estamos llamados a seguir, está marcado por la justicia y la paz. Dondequiera que Dios "camina" (donde su Reino se hace presente), la justicia le abre paso y la paz es la huella que deja. Estamos llamados a ser personas que caminan por esta misma senda.
Este salmo es una profunda meditación sobre la naturaleza de la salvación de Dios. Nos invita a escuchar la voz de Dios que nos anuncia la paz, y a anhelar y trabajar por un mundo donde, como en Cristo, el amor, la verdad, la justicia y la paz no estén en conflicto, sino que se abracen para crear una realidad nueva y fecunda, que es el Reino de Dios.
Preguntas para la reflexión
En mi oración, ¿dedico tiempo a "escuchar lo que dice el Señor" después de haberle presentado mis peticiones?
¿De qué manera estoy buscando la "paz" de Dios en mi vida a través de una "conversión de corazón"?
¿En qué situaciones de mi vida o de la sociedad veo en conflicto el Amor y la Verdad, o la Justicia y la Paz? ¿Cómo puede la fe en Cristo ayudar a reconciliarlos?
¿Estoy yo permitiendo que la "Verdad brote de mi tierra" (mi vida, mis acciones) para que la "Justicia de Dios mire desde el cielo" sobre mí y mi entorno?
¿Mi caminar diario está marcado por la búsqueda de la "Justicia" y la siembra de la "Paz", siguiendo así las huellas de Dios?
Oración
Señor, Dios nuestro, queremos escuchar tu voz que nos anuncia la paz. Te pedimos que envíes a nuestro mundo y a nuestros corazones a tu Hijo Jesucristo, en quien el Amor y la Verdad se encuentran, y la Justicia y la Paz se besan. Que nuestra vida, como tierra fértil, haga brotar la verdad de la fidelidad, y que tu justicia nos mire desde el cielo. Guíanos por tus caminos, con la Justicia por delante y la Paz como la huella de nuestros pasos, para que demos fruto abundante para tu gloria. Amén.