"La Peregrinación de las Naciones: 'Queremos Ir con Ustedes, porque Dios está con Ustedes'"
“20 Así habla el Señor de los ejércitos: Vendrán pueblos y habitantes de grandes ciudades. 21 Y los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra, diciéndoles: «Vamos a aplacar el rostro del Señor, a buscar al Señor de los ejércitos. ¡Yo también voy!». 22 Y vendrán numerosos pueblos y naciones poderosas a buscar al Señor de los ejércitos en Jerusalén y a aplacar el rostro del Señor. 23 Así habla el Señor de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas de las naciones, tomarán a un judío por el borde de su manto, y le dirán: «Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes».”
Contexto
Este pasaje se encuentra en la segunda parte del libro del profeta Zacarías (capítulos 1-8), en una serie de oráculos que prometen la restauración y la gloria futura de Jerusalén después del exilio de Babilonia. La comunidad que ha regresado es pequeña y se siente débil, pero Zacarías le ofrece una visión llena de esperanza. Después de prometer bendiciones de fecundidad, alegría y verdad para Sión, el profeta ahora amplía la visión a una dimensión universal: la Jerusalén restaurada se convertirá en un polo de atracción para todas las naciones.
Tema Central
El tema central es la peregrinación escatológica de las naciones hacia Jerusalén para buscar al Señor. La restauración de Israel y la presencia visible de Dios en medio de su pueblo se convertirán en un testimonio tan poderoso que atraerá a numerosos pueblos. La motivación de esta peregrinación no será la conquista, sino un anhelo espiritual: "buscar al Señor de los ejércitos". La famosa imagen de diez hombres aferrándose al manto de un judío expresa de manera conmovedora este deseo de unirse al pueblo con el que "Dios está".
Aplicación a nuestra actualidad
La visión de Zacarías es una profunda profecía sobre la naturaleza de la evangelización y el poder de atracción de una comunidad de fe auténtica:
La Evangelización por Atracción: "Vendrán pueblos... a buscar al Señor...". La visión de Zacarías no es la de un pueblo que sale a conquistar, sino la de una comunidad tan llena de la presencia y la bendición de Dios que se vuelve irresistiblemente atractiva para los demás. La gente de otras naciones ve algo en ellos y quiere participar. Esto nos enseña que el método de evangelización más eficaz no es la imposición, sino la atracción de una comunidad que vive de manera gozosa y auténtica su fe.
La Búsqueda de un Rostro, no de una Doctrina: El objetivo es "buscar al Señor de los ejércitos" y "aplacar su rostro". Es una búsqueda personal de una relación con el Dios vivo, no la simple adhesión a un sistema de ideas.
La Fraternidad en la Búsqueda: "Los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra, diciéndoles: «Vamos... ¡Yo también voy!»". La búsqueda de Dios no es un camino solitario, sino un peregrinaje comunitario. Nos animamos unos a otros, nos invitamos mutuamente a buscar al Señor.
El Testimonio de la Presencia de Dios: La razón última por la que las naciones se sienten atraídas es: "...porque hemos oído que Dios está con ustedes". El testimonio más poderoso que podemos dar al mundo no son nuestros argumentos teológicos, ni nuestras magníficas iglesias, ni nuestros programas, sino la evidencia de que Dios está verdaderamente presente y activo en nuestras vidas y en nuestras comunidades. Cuando vivimos en el amor, el perdón, la justicia y la alegría, la gente se da cuenta de que "Dios está con nosotros".
Aferrarse a la Esperanza: "Diez hombres... tomarán a un judío por el borde de su manto...". El manto es símbolo de la persona y de su protección. Aferrarse al manto es un gesto de confianza y de deseo de ser guiado. Para los cristianos, el "judío" por excelencia a cuyo manto queremos aferrarnos es Jesucristo. Y nosotros, como Iglesia, estamos llamados a ser ese pueblo cuyo "manto" (nuestra vida comunitaria) irradia la presencia de Dios de tal manera que otros deseen unirse a nuestro camino.
Este pasaje es una llamada a la autenticidad. Nos desafía a construir comunidades tan llenas de la presencia de Dios, tan marcadas por la alegría y la justicia, que se conviertan en un faro de esperanza para un mundo que busca un sentido. Nos recuerda que nuestra principal tarea misionera es vivir de tal manera que la gente, al mirarnos, pueda decir: "Quiero ir con ustedes, porque he visto que Dios está con ustedes".
Preguntas para la reflexión
¿Mi comunidad de fe es un lugar que "atrae" a otros por su alegría, su unidad y su testimonio, o es una comunidad cerrada en sí misma?
¿De qué manera puedo yo hoy ser parte de ese "¡Vamos a buscar al Señor! ¡Yo también voy!", animando a otros en su búsqueda de Dios?
¿Mi vida personal irradia la presencia de Dios de tal manera que otros puedan decir: "he oído que Dios está contigo"?
¿Cómo podemos nosotros, como Iglesia, ser ese "judío" a cuyo manto la gente quiera aferrarse, encontrando en nosotros una guía segura hacia Dios?
¿Confío en que, si vivimos una fe auténtica, Dios tiene el poder de atraer a "numerosos pueblos y naciones poderosas" a su encuentro?
Oración
Señor de los ejércitos, que has prometido que vendrán numerosos pueblos a buscar tu rostro en tu santa Montaña. Haz de tu Iglesia una comunidad tan llena de tu presencia y de tu alegría que se convierta en un signo de atracción para todas las naciones. Que nuestra vida sea un testimonio tan claro de tu amor que la gente, al vernos, desee unirse a nuestro camino, diciendo: «Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes». Amén.