Mateo 10,24-33
"No Teman: El Valor del Discípulo y la Providencia del Padre"
“24 El discípulo не es más que su maestro, ni el servidor más que su señor. 25 Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su señor. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! 26 No les teman. Nada hay encubierto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. 27 Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. 28 No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. 29 ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. 30 Ustedes tienen contados todos sus cabellos. 31 No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. 32 Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. 33 Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.”
Contexto
Este pasaje continúa el "Discurso de la Misión" de Jesús a sus Doce Apóstoles en el capítulo 10 de Mateo. Jesús acaba de advertirles sobre las persecuciones que sufrirán. Ahora, profundiza en las razones por las que no deben temer, fundamentando su valentía en la identificación con su Maestro, en la certeza de que la verdad prevalecerá, en el cuidado providente del Padre y en la importancia del testimonio público para la salvación final.
Tema Central
El tema central es una triple exhortación a no temer, dirigida a los discípulos que enfrentarán la persecución. Este "no teman" se basa en: 1) La identificación con el destino de Jesús, su Maestro. 2) La confianza en que la verdad del Evangelio saldrá a la luz. 3) La certeza del cuidado providencial y detallado de Dios Padre, que valora a cada discípulo inmensamente. Finalmente, se establece la consecuencia eterna de reconocer o negar a Jesús ante los hombres.
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Jesús son un poderoso antídoto contra el miedo que puede paralizar nuestra vida cristiana y nuestro testimonio en un mundo a menudo hostil o indiferente:
Identificación con Cristo en el Sufrimiento: "Al discípulo le basta ser como su maestro... Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!". Si a Jesús lo calumniaron y lo persiguieron, no debemos esperar un trato diferente. Lejos de ser un motivo de desánimo, esto debe ser una fuente de consuelo: estamos compartiendo la suerte de nuestro Señor, lo cual es un honor.
Confianza en el Triunfo de la Verdad: "Nada hay encubierto que no deba ser revelado...". A pesar de las mentiras, las calumnias y la oposición, la verdad del Evangelio finalmente prevalecerá. Esta certeza nos da la valentía para proclamar el mensaje de Jesús "en pleno día" y "desde lo alto de las casas", sin miedo, sabiendo que la verdad es más poderosa que la oscuridad.
Temer a Dios, no a los Hombres: "No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno". Jesús reorienta nuestro temor. El poder de los hombres es limitado: solo pueden dañar nuestro cuerpo. El verdadero temor (un temor reverente y filial) debe estar dirigido a Dios, quien tiene poder sobre nuestro destino eterno. Poner el temor en su lugar correcto nos libera del miedo a la persecución humana.
El Cuidado Detallado de la Providencia: "Ni uno solo de ellos [los pájaros] cae en tierra, sin el consentimiento del Padre... Ustedes tienen contados todos sus cabellos". Esta es una de las imágenes más tiernas y consoladoras del cuidado de Dios. Si Dios se preocupa por el detalle más pequeño de la creación, como un pajarillo, ¡cuánto más se preocupa por nosotros, a quienes considera de un valor inmenso! Cada detalle de nuestra vida está bajo su mirada amorosa y providente. Esta verdad debe disipar nuestra ansiedad.
La Importancia del Testimonio Público: "Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre... Pero yo renegaré... de aquel que reniegue de mí...". Nuestra fe no es un asunto meramente privado. Tiene una dimensión pública. La forma en que vivimos y hablamos de Jesús ante los demás tiene consecuencias eternas. Jesús promete ser nuestro abogado ante el Padre si somos sus testigos valientes en la tierra.
Este pasaje es una inyección de valentía para el discípulo. Nos llama a superar el miedo a través de la confianza en la providencia del Padre, la identificación con Cristo, la certeza de la victoria de la verdad y la conciencia de la importancia eterna de nuestro testimonio.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera la idea de "ser como mi maestro" y compartir su destino me ayuda a enfrentar la incomprensión o la crítica por mi fe?
¿Hay verdades del Evangelio que me da miedo proclamar "desde lo alto de las casas"? ¿Cómo puedo crecer en confianza en que la verdad de Dios prevalecerá?
¿A qué le tengo más miedo en la vida? ¿A los hombres y a lo que puedan hacerme, o a ofender a Dios? ¿Cómo puedo reorientar mis temores como Jesús me enseña?
¿Soy realmente consciente del cuidado detallado y amoroso de Dios por mí, que "tiene contados todos mis cabellos"? ¿Cómo me ayuda esto a superar la ansiedad y el miedo?
¿Mi vida y mis palabras "reconocen abiertamente a Jesús ante los hombres"? ¿En qué situaciones me siento tentado/a a "renegar" de Él por miedo o conveniencia?
Oración
Padre celestial, que cuidas de cada pájaro y tienes contados todos nuestros cabellos, líbranos de todo temor a los hombres. Danos la valentía para ser como nuestro Maestro, Jesús, y para proclamar su Evangelio en pleno día y desde lo alto de las casas. Que nuestro único temor sea ofenderte a Ti, y que, confiando en tu providencia y en el valor que nos das, reconozcamos a Jesús abiertamente ante el mundo, para que Él nos reconozca un día ante Ti en el cielo. Amén.