Mateo 8,18-22
"El Costo de Seguir a Jesús: Un Discipulado Radical y sin Excusas"
“18 Al ver la multitud que lo rodeaba, Jesús mandó pasar a la otra orilla. 19 Entonces se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas». 20 Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». 21 Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre». 22 Pero Jesús le respondió: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».”
Contexto
Este breve pero intenso pasaje se encuentra en el Evangelio de Mateo, justo después de una serie de milagros de Jesús (la curación del leproso, del siervo del centurión, de la suegra de Pedro, etc.). La fama de Jesús ha crecido y una gran multitud lo rodea. En este contexto, dos hombres se acercan a Jesús expresando su deseo de seguirlo, y las respuestas de Jesús revelan la naturaleza radical y las exigencias del verdadero discipulado.
Tema Central
El tema central es la radicalidad del seguimiento de Jesús, que exige una total disponibilidad, un desprendimiento de las seguridades terrenales y una prioridad absoluta por encima de los deberes familiares más sagrados. Jesús no busca seguidores por el entusiasmo del momento, sino que presenta con claridad el costo y la urgencia de su llamada.
Aplicación a nuestra actualidad
Las dos respuestas de Jesús en este pasaje son contundentes y siguen desafiándonos hoy a examinar la profundidad de nuestro propio compromiso con Él:
El Seguimiento y la Inseguridad Material: Al escriba (un maestro de la Ley, una figura respetada) que le ofrece un seguimiento incondicional ("te seguiré adonde vayas"), Jesús le responde con una advertencia sobre la falta de seguridad material y de un hogar fijo: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
Aplicación: Seguir a Jesús implica abrazar una cierta "inseguridad" y desprendimiento de las comodidades y seguridades del mundo. No significa necesariamente que todos debamos ser literalmente nómadas, sino que nuestra seguridad última no puede estar puesta en una casa, un trabajo, una cuenta bancaria o un estatus social. El discípulo debe estar dispuesto a una vida itinerante, a una precariedad que le permita estar disponible para la misión, sabiendo que su verdadero hogar y su seguridad están en Dios. ¿Estoy dispuesto/a a renunciar a ciertas comodidades o seguridades si el seguimiento de Jesús me lo pide?
El Seguimiento y la Prioridad Absoluta: Al discípulo que le pide posponer el seguimiento para cumplir un deber familiar sagrado ("permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre"), Jesús le da una respuesta aún más radical: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".
Aplicación: Esta frase, que suena tan dura, no es un desprecio por el deber de honrar a los padres. Es una afirmación hiperbólica de la urgencia y la prioridad absoluta del Reino de Dios. "Los muertos" se refiere a los que están espiritualmente muertos, aquellos que no han respondido a la llamada a la Vida nueva que Jesús ofrece. El llamado a seguir a Jesús, a participar en la proclamación del Reino de la Vida, es tan urgente y tan fundamental que debe tener precedencia sobre cualquier otra obligación, incluso la más respetable. Nos desafía a examinar nuestras propias excusas y prioridades. ¿Hay "muertos que enterrar" (preocupaciones, proyectos, obligaciones) que estoy poniendo por delante de la llamada de Jesús a seguirlo hoy?
En resumen, Jesús nos muestra que el discipulado no es una decisión que se toma a la ligera. Requiere una disposición al desapego de las seguridades materiales y una reordenación radical de nuestras prioridades, poniendo el Reino de Dios por encima de todo. Es un llamado a una libertad interior que nos permita seguirlo "adonde vaya", sin condiciones ni demoras.
Preguntas para la reflexión
¿Qué "cuevas" o "nidos" (seguridades, comodidades, zonas de confort) me impiden seguir a Jesús con mayor libertad y disponibilidad?
¿Cómo entiendo el "no tener dónde reclinar la cabeza" en mi propia vida de fe? ¿Estoy dispuesto/a a una cierta "inseguridad" por causa del Evangelio?
¿Cuáles son las obligaciones o preocupaciones, incluso las más legítimas, que a veces pongo como excusa para posponer una respuesta más radical al llamado de Jesús?
¿Qué significa para mí hoy el mandato "Sígueme" de manera tan inmediata y prioritaria?
¿Cómo puedo equilibrar mis responsabilidades familiares y sociales con la llamada radical de Jesús a poner el Reino de Dios en primer lugar?
Oración
Señor Jesús, que no tuviste dónde reclinar la cabeza y que llamaste a tus discípulos a un seguimiento radical, ayúdame a examinar mi propio corazón. Líbrame del apego a las seguridades y comodidades que me impiden seguirte con libertad. Ayúdame a ponerte a Ti y a tu Reino por encima de todas las cosas, y a no buscar excusas para posponer mi respuesta a tu llamada. Dame la gracia de decirte con sinceridad: "Maestro, te seguiré adonde vayas", y de vivir cada día según esa promesa. Amén.