Lucas 11,29-32
"El Signo de Jonás y el Juicio de los Gentiles"
“29 Al ver que la multitud se apretaba, Jesús se puso a decirles: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. 30 Así como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo será también el Hijo del hombre para esta generación. 31 El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón. 32 El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás».”
Contexto
Este pasaje del Evangelio de Lucas se encuentra en una sección donde Jesús se enfrenta a la incredulidad y a las demandas de sus contemporáneos. Después de expulsar un demonio, algunos lo acusan de hacerlo por el poder de Belzebul, mientras que "otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo" (Lucas 11,15-16). La respuesta de Jesús aquí se dirige a esta segunda petición, la de un signo espectacular que valide su autoridad.
Tema Central
El tema central es la respuesta de Jesús a una generación incrédula que exige signos. Jesús rechaza su petición y les ofrece un único "signo": el signo de Jonás. Este signo, en la versión de Lucas, se enfoca en la predicación de Jonás que llevó a la conversión de los ninivitas. Jesús utiliza este ejemplo, junto con el de la Reina del Sur, para anunciar un juicio futuro en el que estos paganos, que respondieron con fe a una revelación menor, se levantarán como testigos de condena contra la generación actual, que se niega a convertirse a pesar de tener ante ellos a "alguien más grande" que Jonás y Salomón.
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Jesús son una seria advertencia contra la ceguera espiritual y la dureza de corazón:
La Búsqueda de Signos vs. la Escucha de la Palabra: "Pide un signo...". La generación de Jesús, a pesar de haber visto innumerables milagros, sigue pidiendo más pruebas, signos espectaculares que se ajusten a sus expectativas. Jesús redirige su atención: el verdadero signo no es un espectáculo, sino la palabra profética que llama a la conversión. Para nosotros, es una advertencia contra una fe que busca constantemente lo extraordinario (milagros, apariciones, experiencias emocionales fuertes) y descuida lo esencial: la escucha humilde y obediente de la Palabra de Dios proclamada en el Evangelio y en la Iglesia.
Jesús, el Nuevo y Mayor Jonás/Salomón: Jesús se presenta como infinitamente superior a las grandes figuras del Antiguo Testamento. Jonás predicó la penitencia y Salomón ofreció sabiduría. Jesús ofrece ambas cosas, y mucho más: ofrece la salvación misma. Si los paganos respondieron con tanto fervor a los "siervos", ¡cuánto mayor es la responsabilidad de quienes escuchan al "Hijo"!
La Apertura de Corazón de los "Paganos": Jesús pone como modelo a los ninivitas y a la Reina del Sur. Los ninivitas, grandes pecadores, "se convirtieron". La Reina del Sur "vino de los confines de la tierra para escuchar". Ambos muestran una apertura de corazón, una humildad y un deseo de verdad que faltaba en los líderes religiosos contemporáneos de Jesús. Es una lección de humildad: a veces, quienes consideramos "lejanos" o "paganos" tienen un corazón más dispuesto a acoger la verdad que nosotros, que estamos "cerca" y nos hemos acostumbrado.
La Responsabilidad ante la Gracia Recibida: La conclusión de Jesús es un juicio severo. La condena de "esta generación" no será por ignorancia, sino por haber rechazado una gracia inmensa. Haber tenido a Jesús en medio de ellos y no haberse convertido es un pecado de una gravedad inaudita. Esto nos interpela directamente: nosotros, que hemos recibido la plenitud de la revelación en Cristo, seremos juzgados con una medida más alta.
Este pasaje es una llamada a la conversión y a la fe auténtica. Nos desafía a dejar de pedir "signos" a nuestra medida y a acoger el "signo" que ya se nos ha dado: Jesucristo mismo, cuya palabra nos llama al arrepentimiento y nos ofrece la sabiduría de Dios. Es una invitación a tener el corazón abierto de los ninivitas y la sed de sabiduría de la Reina del Sur, para que no seamos condenados por nuestra propia indiferencia.
Preguntas para la reflexión
¿Mi fe se basa en una búsqueda constante de "signos" espectaculares, o en una escucha atenta y una respuesta de conversión a la "predicación" de Jesús en el Evangelio?
¿Soy consciente de que en Jesucristo tengo a "alguien que es más que Jonás" y "más que Salomón", y que esto conlleva una gran responsabilidad en mi respuesta de fe?
¿Qué lecciones de humildad y de apertura de corazón puedo aprender de los "paganos" de la Biblia (como los ninivitas o la Reina del Sur) o de personas "de fuera" que veo en mi vida hoy?
¿En qué áreas de mi vida necesito una "conversión" más profunda, en respuesta a la predicación de Jesús que ya he escuchado tantas veces?
¿Cómo puedo cultivar una mayor "sed de sabiduría", como la de la Reina del Sur, que me lleve a "viajar de lejos" (hacer un esfuerzo) para escuchar a Cristo?
Oración
Señhor Jesús, que eres más que Jonás y más que Salomón, líbranos de la incredulidad que pide signos y no escucha tu palabra. Danos un corazón como el de los ninivitas, dispuesto a la conversión, y un anhelo de sabiduría como el de la Reina del Sur. Que no seamos una generación malvada que te rechaza, sino un pueblo que te acoge, te escucha y te sigue, para que en el día del Juicio no seamos condenados, sino contados entre tus elegidos. Amén.