"Jesús Levantado: Amor de Dios que Salva"
«13» Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. «14» De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, «15» para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. «16» Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. «17» Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
Contexto
Estas palabras forman parte de la conversación (o una reflexión que la sigue) entre Jesús y Nicodemo, un fariseo importante. Jesús acaba de hablar de la necesidad de nacer del Espíritu y de la dificultad de Nicodemo para entender las "cosas del cielo". Ahora, Jesús revela su propio origen divino (v. 13) y explica cómo se recibe esa Vida nueva: a través de Él mismo siendo "levantado", en clara referencia a su crucifixión y posterior glorificación, comparándolo con el episodio de la serpiente de bronce en el desierto (Números 21). Los versículos 16 y 17 exponen la motivación última de Dios para este plan.
Tema Central
El tema central es la revelación de la crucifixión y exaltación de Jesús ("ser levantado") como el acto necesario y central a través del cual Dios ofrece la Vida eterna al mundo, motivado por su inmenso amor y con el propósito de salvar, no de condenar. Se conecta la fe en Jesús levantado con la obtención de la Vida eterna, y se subraya que la iniciativa parte del amor del Padre.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje nos lleva al corazón del mensaje cristiano. Jesús nos dice que su camino pasó necesariamente por ser "levantado" en la cruz. A veces vemos la cruz solo como un símbolo de sufrimiento, pero aquí Jesús la presenta como el lugar donde debemos mirar para encontrar Vida, igual que los israelitas miraban la serpiente para sanar. ¿Qué significa esto hoy? Que cuando nos sentimos "mordidos" por el pecado, la desesperanza, el dolor, la culpa... el lugar donde encontrar sanación y vida verdadera es mirar con fe a Jesús crucificado. Es en su entrega donde vemos el amor extremo de Dios y donde encontramos el perdón y la fuerza para vivir.
El versículo 16 es una fuente inagotable de consuelo y seguridad: ¡Dios te amó TANTO! No un amor cualquiera, sino un amor que entrega lo más valioso. Creer en Jesús no es solo aceptar una idea, es confiar en este amor y recibir el regalo de la Vida eterna. Y el versículo 17 nos libera de una imagen temerosa de Dios: su intención primordial no es juzgarnos o condenarnos, sino salvarnos. Quiere que tengamos vida, y vida en abundancia. ¿Cómo resuena en mi corazón la idea de que Dios me ama tanto? ¿Y qué siento al saber que su principal deseo es mi salvación? ¿Me da paz, confianza, gratitud?
Preguntas para la reflexión
¿Qué significa concretamente para mí hoy "mirar con fe" a Jesús levantado en la cruz cuando enfrento dificultades o reconozco mis pecados?
¿Cómo puedo permitir que la verdad de que "Dios amó tanto al mundo" (y a mí en él) transforme mi manera de verme a mí mismo/a y de relacionarme con Dios?
¿Hay alguna imagen temerosa de Dios como juez que necesite dejar ir para abrazar más plenamente su deseo de salvarme?
¿De qué manera puedo vivir más conscientemente la "Vida eterna" que Jesús ofrece a los que creen en Él, empezando desde ahora?
Oración
Padre Dios, gracias por tu amor inmenso e increíble, que te llevó a entregar a tu Hijo único, Jesús, por mí y por el mundo entero. Ayúdame a mirar siempre con fe a Jesús levantado en la cruz, reconociendo en Él la fuente de mi sanación y de la Vida eterna. Líbrame del miedo al juicio y lléname de una profunda confianza en tu deseo constante de salvarme. Que mi vida entera sea un reflejo de la gratitud por tan gran amor. Amén.