"La Institución de la Pascua: Liberación y Memoria"
1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: 2 "Este mes será para ustedes el comienzo de los meses, será para ustedes el primer mes del año. 3 Hablen a toda la asamblea de Israel, y díganles: El diez de este mes, cada uno tomará un cordero por familia, un cordero por casa. 4 Si la familia es demasiado pequeña para un cordero, lo tomará junto con su vecino más próximo, según el número de personas; ustedes calcularán cuántos deben comer el cordero. 5 El animal será un macho, sin defecto, de un año; podrán elegirlo entre los corderos o los cabritos. 6 Lo guardarán hasta el día catorce de este mes, y toda la asamblea de Israel lo inmolará al atardecer. 7 Tomarán la sangre y la untarán sobre las dos jambas y el dintel de la casa donde lo coman. 8 Esa noche comerán la carne asada al fuego, con panes ázimos y hierbas amargas. 11 Lo comerán así: con el cinturón a la cintura, las sandalias en los pies y el bastón en la mano. Lo comerán de prisa: es la Pascua del Señor. 12 Esa noche yo pasaré a través de la tierra de Egipto, y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, tanto a las personas como a los animales, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. 13 La sangre les servirá de señal en las casas donde estén; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo, y no habrá entre ustedes plaga exterminadora cuando yo hiera la tierra de Egipto. 14 Este día será para ustedes un día de recuerdo, y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones, como una institución perpetua."
Contexto
Este pasaje se encuentra en el libro del Éxodo, que narra la historia de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Este capítulo describe específicamente la institución de la Pascua, la fiesta que conmemora este evento central en la historia de Israel. La Pascua se celebra en el contexto de la décima plaga, la muerte de los primogénitos de Egipto, que finalmente lleva al faraón a permitir la salida de los israelitas. Dios da instrucciones detalladas sobre cómo preparar y consumir la comida pascual, que incluye un cordero sacrificado, pan sin levadura y hierbas amargas. La sangre del cordero juega un papel crucial, ya que protege a los hogares israelitas de la plaga.
Tema Central
La institución de la Pascua como memorial de la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto, la importancia de la sangre del cordero como señal de protección y la ordenanza de celebrar esta fiesta perpetuamente. Se enfatiza la acción salvadora de Dios y la necesidad de recordar y transmitir esta historia a las futuras generaciones.
Aplicación a nuestra actualidad
Este texto nos habla de la importancia de la memoria en nuestra vida personal y comunitaria. Nos recuerda que nuestras experiencias de liberación y salvación, tanto a nivel individual como colectivo, deben ser recordadas y celebradas. La Pascua, en su origen, es una celebración de la liberación física de la esclavitud, pero para nosotros hoy puede simbolizar la liberación de cualquier forma de opresión o esclavitud: el pecado, el miedo, la injusticia. La sangre del cordero, que en el contexto original protegía de la muerte, puede ser vista como un símbolo del sacrificio de Cristo, que nos libera del pecado y nos da vida eterna. La invitación es a identificar nuestras propias "pascua", nuestros propios momentos de liberación, y a celebrarlos con gratitud, reconociendo la presencia y la acción de Dios en nuestra historia.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles son mis propias "pascua"? ¿Qué momentos de liberación y salvación he experimentado en mi vida? ¿De qué maneras celebro y recuerdo esos momentos? ¿Qué símbolos o rituales me ayudan a mantener viva la memoria de la acción de Dios en mi vida? ¿Qué formas de "esclavitud" o "opresión" existen en mi entorno hoy, y cómo puedo contribuir a la liberación de aquellos que sufren? ¿Cómo puedo transmitir a las nuevas generaciones la importancia de la memoria y la gratitud?
Oración
Señor Dios, que liberaste a tu pueblo de la esclavitud de Egipto y nos diste la Pascua como memorial de tu salvación, te damos gracias por tu amor y tu misericordia. Ayúdanos a recordar siempre tus obras maravillosas y a celebrar con gratitud los momentos en que nos has liberado. Que la sangre de tu Hijo, el Cordero Pascual, nos proteja de todo mal y nos guíe hacia la plenitud de la vida. Que tu Espíritu nos impulse a trabajar por la liberación de todos nuestros hermanos y hermanas que sufren opresión, para que podamos vivir en la libertad y la paz que tú nos has regalado. Amén.