Hebreos 4,14-16.5,7-9
"Jesús, Sumo Sacerdote Misericordioso"
14 Por tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que penetró los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengamos firme nuestra profesión de fe. 15 Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido probado en todo como nosotros, a excepción del pecado. 16 Acerquémonos, por tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia y hallar la gracia de una ayuda oportuna. 5,7 El cual, en los días de su vida mortal, con fuertes gritos y lágrimas, oró y suplicó a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad filial. 8 Y aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció; 9 y llegado a la perfección, se convirtió para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.
Contexto
La Carta a los Hebreos fue escrita para una comunidad de cristianos, probablemente de origen judío, que estaban pasando por un momento de dificultad y tentación de volver a prácticas de la antigua ley. El autor les presenta a Jesús como el Sumo Sacerdote definitivo, superior a los sacerdotes del Antiguo Testamento, para animarlos a perseverar en la fe. En el fragmento que analizamos, se destaca la humanidad de Jesús, su capacidad de compadecerse de nuestras debilidades porque él también sufrió, y su obediencia al Padre, que lo llevó a la perfección y lo convirtió en fuente de salvación.
Tema Central
El texto se centra en la figura de Jesús como Sumo Sacerdote misericordioso y obediente. Se resalta su capacidad de compadecerse de nosotros, su obediencia al Padre hasta la muerte, y su papel como fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Aplicación a nuestra actualidad
En nuestra vida cotidiana, este pasaje nos ofrece un motivo de consuelo y esperanza. Nos recuerda que Jesús comprende nuestras luchas y debilidades, porque él también las experimentó. Podemos acercarnos a él con confianza, sabiendo que encontraremos misericordia y gracia para ayudarnos en los momentos difíciles.
La obediencia de Jesús al Padre nos muestra el camino de la verdadera libertad: la de conformar nuestra voluntad a la voluntad de Dios, incluso en medio del sufrimiento. Este camino, que puede parecer una locura, nos lleva a la plenitud y nos convierte en testigos de la salvación que brota de la cruz.
Preguntas para la reflexión
¿En qué momentos de mi vida siento que necesito la compasión y la misericordia de Jesús?
¿Cómo puedo crecer en la obediencia a la voluntad del Padre, a ejemplo de Jesús?
¿De qué manera puedo testimoniar ante los demás la salvación que brota de la cruz de Jesús?
¿Qué temores o resistencias me impiden acercarme con plena confianza al trono de la gracia?
Oración
Señor Jesús,
tú que has sido probado en todo como nosotros,
y que comprendes nuestras debilidades,
te damos gracias por tu compasión y tu misericordia.
Ayúdanos a acercarnos a ti con plena confianza,
para encontrar la gracia que necesitamos
en cada momento de nuestra vida.
Que tu Espíritu nos fortalezca
para obedecer la voluntad del Padre,
y que, siguiendo tu ejemplo,
podamos convertirnos en testigos
de tu salvación eterna.
Amén.