"La Curación del Paralítico en Nombre de Jesús"
«1» Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. «2» Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban. «3» Cuando él vio pasar a Pedro y a Juan, les pidió una limosna. «4» Pedro, con Juan a su lado, fijó en él la mirada y le dijo: «Míranos». «5» El hombre los miró fijamente esperando recibir algo. «6» Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina». «7» Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó. En seguida se le fortalecieron los pies y los tobillos. «8» Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo caminando, saltando y alabando a Dios. «9» Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios. «10» Al reconocer que era el mendigo que pedía limosna sentado junto a la puerta «Hermosa» del Templo, quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.»
Contexto
Nos encontramos poco después de Pentecostés. Los apóstoles, llenos del Espíritu Santo, continúan viviendo su fe judía (suben al Templo a orar a la hora establecida), pero ahora lo hacen con una nueva fuerza y un nuevo mensaje centrado en Jesús resucitado. Este es el primer milagro de curación realizado por los apóstoles que se narra en el libro de los Hechos. Sucede en un lugar muy público, la puerta "Hermosa" del Templo de Jerusalén, un sitio de mucho tránsito, lo que asegura que el evento tenga muchos testigos. El hombre era conocido por todos, ya que estaba allí cada día, lo que hace aún más impactante su curación.
Tema Central
El tema central es el poder salvador y sanador de Jesucristo resucitado, que ahora actúa a través de sus apóstoles. Pedro y Juan no realizan el milagro por su propio poder, sino explícitamente "en el nombre de Jesucristo de Nazaret". Este nombre invocado con fe tiene autoridad sobre la enfermedad y la limitación. La curación no es solo física (el hombre camina), sino integral: el hombre se pone de pie, entra al Templo (lugar del que antes estaba excluido por su condición), camina, salta y alaba a Dios, mostrando una restauración completa y una profunda alegría espiritual que contagia a los demás.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje nos desafía a mirar nuestra propia vida y nuestro entorno. Primero, fijémonos en la mirada de Pedro y Juan. No pasan de largo ante el necesitado, sino que "fijan en él la mirada". Nos invita a preguntarnos: ¿Cómo miro yo a las personas que encuentro, especialmente a las que sufren o piden ayuda? ¿Soy capaz de detenerme y ver más allá de su necesidad inmediata? Segundo, Pedro dice: "No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo". A veces sentimos que no tenemos mucho que ofrecer (dinero, recursos, influencia). Pero Pedro nos recuerda que lo más valioso que tenemos como cristianos es nuestra fe en Jesucristo y el poder de su nombre. ¿Qué es "lo que tengo" que puedo ofrecer a otros en nombre de Jesús? Puede ser mi tiempo, mi escucha, una palabra de ánimo, mi oración, mi presencia compasiva. El gesto de Pedro de tomarlo de la mano y levantarlo es crucial. La fe se expresa en acciones concretas que ayudan a poner al otro de pie, a restaurar su dignidad. ¿Qué gestos concretos puedo hacer para "levantar" a alguien hoy? La curación lleva a la alabanza y al testimonio. Cuando experimentamos la acción de Dios en nuestra vida o en la de otros, ¿nos lleva a alabar a Dios y a compartir esa buena noticia, causando asombro y admiración por las obras del Señor?
Preguntas para la reflexión
¿A quiénes suelo pasar por alto en mi día a día? ¿Cómo puedo ejercitar una mirada más atenta y compasiva hacia los demás, especialmente los más necesitados?
¿Qué siento que "no tengo" para ayudar a otros? ¿Qué es "lo que tengo" (mi fe, mi tiempo, mi escucha, mi oración) que puedo ofrecer generosamente en nombre de Jesús?
¿Recuerdo alguna vez en que un gesto concreto de alguien me ayudó a "ponerme de pie" en un momento difícil? ¿Cómo puedo yo ofrecer esa mano que levanta a otros?
¿De qué maneras puedo expresar mi gratitud y alabanza a Dios por las "curaciones" (físicas, emocionales, espirituales) que he visto o experimentado? ¿Cómo puedo compartir esa alegría?
Oración
Señor Jesús, que actuaste con poder a través de Pedro y Juan en la puerta del Templo, abre mis ojos para ver de verdad a quienes me rodean, especialmente a los que sufren o se sienten postrados. Dame la humildad para reconocer que no poseo la solución a todo, pero concédeme la valentía de ofrecer "lo que tengo": mi fe en tu Nombre poderoso, mi tiempo, mi escucha y mis gestos de apoyo. Ayúdame a tomar la mano de mis hermanos y hermanas necesitados, confiando en que eres Tú quien levanta, sana y restaura. Que mi vida, al experimentar tu acción, se convierta en alabanza y testimonio para la gloria de tu Nombre. Amén