Lucas 18, 9-14

"La humildad que agrada a Dios"

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola:

Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano.  El fariseo, de pie, oraba así: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”.

En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”

Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.


Hoy el Evangelio nos presenta una parábola que nos invita a reflexionar sobre el valor de la humildad y la sinceridad en nuestra relación con Dios. Jesús nos habla de dos personajes: un fariseo y un publicano, que suben al templo a orar. La diferencia entre ellos es la actitud de su corazón.


📖 1. Contexto bíblico e histórico

En el tiempo de Jesús, los fariseos eran conocidos por ser muy estrictos en el cumplimiento de la ley de Moisés. Se consideraban justos y piadosos porque seguían de manera meticulosa las normas religiosas. En cambio, los publicanos eran vistos como pecadores, ya que trabajaban para el Imperio Romano, cobrando impuestos y, a menudo, aprovechándose de la gente. Por tanto, la parábola tenía un fuerte contraste entre los dos personajes: uno parecía estar en favor de Dios y el otro era rechazado por la sociedad.


🌿 2. Resumen del texto adaptado a la realidad de hoy

Jesús nos cuenta que ambos hombres subieron al templo a orar. El fariseo, lleno de orgullo, se paró a orar en voz alta, agradeciendo a Dios que no era como los demás, como el publicano, y afirmando sus méritos personales. En cambio, el publicano, al sentirse humilde y consciente de sus debilidades, se quedó a distancia, no se atrevió a mirar al cielo y se golpeaba el pecho, pidiendo perdón por sus pecados.

Jesús dice que, mientras que el fariseo no fue justificado ante Dios por su orgullo y autosuficiencia, el publicano sí lo fue, porque se acercó a Dios con un corazón contrito y humilde.


❤️ 3. Tema central del pasaje

El mensaje central de esta parábola es claro: la humildad y el arrepentimiento sincero son más agradables a Dios que el orgullo y la autosuficiencia. Jesús nos enseña que no debemos confiarnos de nuestras propias virtudes, sino reconocer nuestras limitaciones y pedir con humildad la misericordia de Dios. La verdadera oración viene de un corazón sincero que sabe que necesita de la gracia de Dios.


❓ 4. Preguntas para reflexionar


🙏 5. Oración final

Señor,
Te damos gracias por tu infinita misericordia.
Hoy venimos ante Ti, reconociendo nuestras debilidades, nuestros pecados, y pidiendo perdón de corazón.

Te pedimos que nos ayudes a tener un corazón humilde, que no se deje llevar por el orgullo,
sino que busque siempre tu gracia y tu perdón.

Que, al igual que el publicano, podamos acercarnos a Ti con sinceridad y arrepentimiento,
y encontrar en Ti el amor que nos sana y nos transforma.

Amén.


Hermanos, que esta parábola nos inspire a vivir con humildad y a acercarnos a Dios con corazones sinceros. ¡Que el Señor los bendiga y les dé un espíritu de humildad y oración! 🙏✨