"La Intercesión de Moisés"
7 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja, porque tu pueblo, el que hiciste subir de la tierra de Egipto, se ha pervertido. 8 Pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito. Se han hecho un ternero de fundición, lo han adorado, le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu Dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto"». 9 El Señor agregó a Moisés: «Yo he visto a este pueblo, y es un pueblo de dura cerviz. 10 Ahora, déjame que mi ira se encienda contra ellos y los consuma. Pero de ti haré una gran nación». 11 Moisés suplicó al Señor, su Dios, diciendo: «¡Oh Señor! ¿Por qué se encenderá tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte? 12 ¿Por qué han de decir los egipcios: "Con mala intención los sacó, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra"? ¡Apacigua el ardor de tu ira y desiste del mal que quieres infligir a tu pueblo! 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, tus siervos, a quienes juraste por ti mismo, diciéndoles: "Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de la que he hablado se la daré a sus descendientes, y ellos la poseerán para siempre"». 14 Y el Señor desistió del mal que había anunciado contra su pueblo.
Contexto
Este pasaje ocurre durante la estancia de Moisés en el Monte Sinaí, donde ha subido para recibir las tablas de la Ley. Mientras él está en comunión con Dios, el pueblo de Israel, impaciente por su prolongada ausencia, presiona a Aarón para que les haga dioses que los guíen. Aarón cede y fabrica un becerro de oro, el cual el pueblo adora, olvidando la liberación de la esclavitud en Egipto obrada por el Señor. Este acto de idolatría constituye una grave traición a la alianza recién establecida con Dios.
Tema Central
El tema central de este texto es la gravedad de la idolatría y la infidelidad del pueblo hacia Dios, pero también la misericordia divina mediada por la ferviente intercesión de Moisés. Vemos la justa indignación de Dios ante la apostasía de su pueblo y su intención de castigarlos. Sin embargo, la humilde y persuasiva súplica de Moisés, recordando las promesas hechas a los patriarcas y el riesgo de que el nombre de Dios sea profanado entre las naciones, logra conmover el corazón divino y lleva a Dios a reconsiderar su juicio.
Aplicación a nuestra actualidad
En nuestra vida, la "idolatría" puede manifestarse de muchas maneras: poner en el centro de nuestra existencia cosas materiales, el poder, el reconocimiento, o incluso ideas fijas que nos alejan de la verdadera relación con Dios y con los demás. Al igual que el pueblo de Israel, podemos olvidar las bendiciones recibidas y desviarnos del camino de la fidelidad. Este pasaje nos recuerda la importancia de mantener el corazón centrado en Dios y de evitar cualquier forma de idolatría que nos esclavice. La figura de Moisés como intercesor nos invita a reflexionar sobre nuestro propio papel en la comunidad y nuestra capacidad de abogar por los demás, especialmente por aquellos que se han alejado o que están en peligro. Su oración nos enseña el poder de la súplica humilde y constante, basada en el recuerdo de las promesas divinas y en la preocupación por el honor del nombre de Dios. Incluso cuando nos enfrentamos a las consecuencias de nuestros errores o de los errores de los demás, podemos acudir a la misericordia de Dios con un corazón contrito y confiado en su amor.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles son las "idolatrías" sutiles que pueden estar presentes en tu vida, desviando tu atención y tu corazón de Dios?
¿En qué momentos sientes que te has "apartado del camino" que consideras justo y bueno? ¿Qué te ayuda a reconocer esos desvíos?
¿Cómo interpretas hoy en día la necesidad de "interceder" por otros? ¿Por quiénes te sientes llamado a orar o a abogar?
¿Qué te enseña la reacción de Moisés ante la ira de Dios sobre la importancia de la humildad y la perseverancia en la oración?
¿Cómo vives la tensión entre el reconocimiento de tus propias faltas y la confianza en la misericordia de Dios? ¿Qué te ayuda a mantener esa confianza?
Oración
Señor Dios, tú que eres justo y misericordioso, reconocemos nuestra fragilidad y nuestra tendencia a desviarnos de tu camino. Te pedimos perdón por nuestras idolatrías y por las veces en que hemos olvidado tu amor y tus maravillas. Danos la gracia de tener un corazón humilde como el de Moisés, capaz de interceder por nuestros hermanos y de confiar en tu infinita misericordia. Que tu amor paciente nos guíe siempre de vuelta a ti y nos ayude a vivir en fidelidad a tu alianza. Amén.