“Denle ustedes de comer”
Contexto
En esta ocasión nos encontramos ante uno de los milagros más comentados de Jesús. Tanto así que aparte del milagro de la resurrección es el único que está descrito en los cuatro evangelios. Recordemos que anteriormente Jesús había enviado a los apóstoles de a dos a misionar. Éstos vuelven después de llevar a cabo su trabajo y como siempre se junta mucha gente en torno a ellos para que Jesús les cure. Es allí donde deciden que es importante descansar un poco después de tanta actividad y se embarcan hacia la otra orilla del lago, cerca de Betsaida. Pero la multitud adivina su destino y se movilizan a pie por la orilla del lago y cuando van a desembarcar allí están esperando para seguir pidiendo que Jesús actúe en ellos.
Es una gran muchedumbre. Cinco mil hombres sin contar mujeres y niños, por lo que fácilmente podrían ser entre quince a veinte mil personas.
Nos aproximaremos a lo que aconteció allí desde una perspectiva espiritual y de lo que podemos aplicar en nuestra vida, más que buscar explicación objetiva e histórica. Si lo hiciéramos, nos distraeríamos en temas inexplicables. ¿Cómo se multiplicaron los peces y los panes? … ¿Cómo doce apóstoles pudieron atender a tanta gente,… a cada uno le habría tocado unas 1.600 raciones? … ¿si andaban buscando algún lugar para descansar de donde salieron tantos canastos para repartir tal cantidad de comida entre los asistentes?
Claramente esa no es la intención que tuvieron las comunidades de los evangelistas al exponer este episodio. Ha de ser otra la lección que nos quieren transmitir. Ha de haber otra la enseñanza y la motivación que podemos recibir y que nos ayude a seguir a Jesús anunciando el Reino de Dios.
¿Qué revela Jesús como voluntad del padre Dios alimentando a una multitud que anda como ovejas sin pastor? … ¿Qué nos puede indicar hoy a nosotros con la realidad que nos toca vivir? … ¿Quiénes son la muchedumbre de hoy que tiene necesidades? … ¿qué podrán ser los cinco panes y dos peces que hay que multiplicar hoy? … Jesús nos motiva a que seamos actores y no observadores de este milagro. Ese es el desafío en esta ocasión con el peregrino que se detiene a orillas del lago a atender a todos los que le siguen. Contemplemos y reflexionemos juntos sobre la buena noticia que se revela en este pasaje de los evangelios.
Oración Inicial.
Señor, en respuesta a tu infinito amor, te ofrezco este momento de oración. Que todo lo que reflexione, decida y planifique, esté solamente
orientado a unirme a Ti y a vivir contigo, amando, perdonando y sirviendo en tu nombre. Que así sea.
Gracia a pedir
Pedimos la gracia de poder servir con Jesús para satisfacer las necesidades espirituales y materiales de tantos hermanos y hermanas que se encuentran a la deriva, como ovejas sin pastor.
Textos.
Mateo 14,13-21
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: 'Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos'.
Pero Jesús les dijo: 'No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos'. Ellos respondieron: 'Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados'.
'Tráiganmelos aquí', les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Marcos 6,30-44
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: 'Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco'. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: 'Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer'.
El respondió: 'Denles de comer ustedes mismos'. Ellos le dijeron: 'Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos'. Jesús preguntó: '¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver'. Después de averiguarlo, dijeron: 'Cinco panes y dos pescados'. Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Lucas 9,10-17
Al regresar, los Apóstoles contaron a Jesús todo lo que habían hecho. El los llevó consigo, y se retiró a solas con ellos hacia una ciudad llamada Betsaida. Pero la multitud se dio cuenta y lo siguió. El los recibió, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados.
Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: 'Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto'. El les respondió: 'Denles de comer ustedes mismos'. Pero ellos dijeron: 'No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente'. Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: 'Háganlos sentar en grupos de cincuenta'.
Y ellos hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.
Juan 6,1-15
Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?". Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan". Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?".
Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.
Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
Puntos. EE: [282]
Centraremos nuestra contemplación en estos tres puntos de los Ejercicios Espirituales sugeridos por San Ignacio de Loyola:
Primero: Los discípulos, como ya se hacía tarde, ruegan a Cristo que despida a la multitud de hombres que con él estaban.
Segundo: Cristo nuestro Señor mandó que trajesen panes, y “mandó que se sentasen para comer, bendijo los panes, los partió, y los dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud”.
Tercero: Comieron y se hartaron; y sobraron doce cestas
Contemplación.
Nos trasladamos imaginariamente al lugar donde está Jesús con sus apóstoles embarcándose para poder estar a solas. Se les ve cansados, agotados. Necesitan reponer fuerzas y busca un lugar desierto al otro lado del lago.
La gente se queda ansiosa, pero adivinando el rumbo que tomaron, alguien dice … “van hacia Betsaida” y partieron todos rodeando el lago, con prisa para llegar antes que ellos.
La navegación fue lenta, el lago estaba tranquilo y eso ya comenzó a provocar el efecto buscado. Querían silencio, paz para bajar las tensiones de tantos días trabajando duro. Y lo lograron, se tomaron su tiempo para cruzar, en algún momento soltaron los remos y la barca se quedó tranquila, a la deriva.
Cuando se aproximan a la orilla se encuentran que el gentío los estaba esperando. Más de uno reclamó por ello, pero Jesús les retuvo y les comentó lo que sentía por ellos. Como buscaban alguien a quien seguir. Son como ovejas sin pastor. Tienen necesidades de distinto tipo. No se les puede dejar así. Y al bajar, se puso a disposición, conversó, escuchó lo que le decían y lo que le pedían. Curó a muchos enfermos. Enseñó sobre muchos temas.
Y así transcurrió el resto del día. Vemos como la tarde avanza, el cielo se tiñe de dorado.
Vemos como uno de los discípulos se acerca a Jesús que está conversando con una señora y le interrumpe para advertirle que, esta gente ha estado todo el día siguiéndoles. Que el lugar donde están es campo abierto y no hay donde comprar alimentos. Que sería bueno que los despidiera para que fueran a un pueblo vecino a alimentarse.
Jesús rechaza esa propuesta. En su lugar les plantea un desafío mayor. “Denle ustedes de comer”, les dice. Podemos imaginar la cara de los apóstoles, conversan entre ellos y le responden que lo único que han recolectado son cinco panes y dos pescados. ¡Pero son miles los comensales!
Es así como ocurren cinco hechos sucesivos
Primero. Jesús les calma y les ordena que les traigan esos alimentos. Se los llevan, aún con desconfianza ¿qué podría hacer Jesús con ellos?
Segundo. Les pide que la multitud se siente en el pasto en grupos.
Tercero. Tomó los panes y los pescados, levantó su mirada al cielo, pronunció la bendición y comenzó a partir los panes.
Cuarto. Les fue dando los panes que partía a los discípulos para que fueran ellos los que lo repartieran entre la gente.
Quinto. Todos comieron hasta saciarse y con las sobras se llenaron doce canastas
Y la gente se marchó. Habían satisfecho las necesidades espirituales con las enseñanzas de Jesús, las necesidades sanitarias con todos los que curó y las necesidades materiales, con lo que comieron.
Los apóstoles se juntaron para comentar lo vivido, como pasaron de la angustia de no poder satisfacer las necesidades de la gente y luego que con Jesús pudieron repartir tanto a partir de tan poco.
Y Jesús se queda contemplando a la gente que vuelve a sus casas y a los apóstoles reunidos comentando la jornada y luego como siempre, luego de algo trascendente se dirige al monte a orar con el Padre Dios, en silencio, agradeciendo su bendición
Reflexión personal.
A partir de lo contemplado, reflejemos esto en la actualidad, con nuestra gente y nosotros que seguimos a Jesús y queremos ser parte de su grupo de apóstoles.
¿No sentimos también hoy que la actividad que desarrollamos con nuestras familias, amistades, sociales, laborales y tantas otras nos provoca el cansancio que se relata al comenzar este pasaje de las escrituras? … Jesús está pendiente de ello y nos invita a subirnos a la barca y vivir un momento de tranquilidad, de silencio, de descanso físico y mental. ¿Hemos podido tomar esos descansos? Se trata de parar por un rato, hacer silencio, dejar atrás el pasado y el futuro y gozarse del presente. Olvidar por un rato tantas cosas que hemos hecho y que nos quedan por hacer y vivir en paz el presente. A lo mejor es momento de practicarlo ahora por unos minutos …
…
Luego, el relato nos presenta a la gente que se encuentran “como ovejas sin pastor”. ¿Quiénes son? … ¿Dónde están? … Busquemos entre nuestra familia, en nuestras amistades, en el vecindario, en nuestra comunidad, en nuestra ciudad, en el mundo. ¿Qué busca la gente? … ¿Qué necesitan? … ¿Qué líderes políticos, empresariales, eclesiales, o de otra índole, les han desilusionado que buscan nuevos “pastores”? … Necesitan sentirse parte de un grupo con alguien que convoque, confiable como Jesús. Busquemos en nuestra vida esa muchedumbre que provoca la compasión de Jesús … Contemplémosle nosotros ahora, hasta experimentar la compasión que conduce a Jesús. ¿Cómo responder a sus necesidades espirituales? … Jesús conversó, escuchó, enseñó y curó enfermos. ¿Qué podemos hacer nosotros?
…
La gente del texto necesita comer. … ¿Qué necesidades materiales encontramos en nuestro entorno? … ¿en las personas con que nos relacionamos? … ¿en la sociedad en que vivimos? … ¿Nos pasa como a los apóstoles que encontramos imposible cubrir las necesidades de tantos, porque tenemos casi nada comparado con lo que se requiere? …. Ellos tenían cinco panes y dos pescados … ¿Cuáles podrían ser nuestros panes y pescados? … aunque parezcan mínimos … Llevémoslos donde Jesús … ¿Cuáles son nuestros panes y pescados? … ampliemos la mirada … puede ser parte de nuestro tiempo, … puede ser nuestra manera de vivir, … puede ser nuestra capacidad de escuchar, … puede ser nuestro optimismo, … nuestra alegría. Presentémosle todo a Jesús …
…
Y Jesús bendice lo que le presentamos, bendice nuestra ofrenda, nuestros panes y peces, bendice lo que pusimos a su disposición y ahora nos envía a pasar por cada grupo, a compartir con las personas que están en nuestro entorno para llevarle nuestra ofrenda bendecida, que se ha transformado en solidaridad, en mano tendida, en preocupación por el otro, en empatía por sus necesidades, en perdón y por sobre todo, en amor por cada uno y por todos. Nos imaginamos compartiendo aquello, junto con lo material que podamos y que tengamos y con ello provocar que puedan marcharse en paz, con esperanza y respaldados por un proyecto que no es nuestro, es de Jesús, el peregrino, es de Dios.
…
En el texto se comenta que sobraron doce canastas. Con ellas podemos seguir con nuestro trabajo en la vida. Siempre habrá alguien a quien escuchar, a quien comprender, a quien acoger. Alguien que necesita sentirse perdonada y animada. Siempre habrá alguien que ha perdido la esperanza y que la puede recuperar. Vamos donde ellas y ellos. Vamos en el nombre de Jesús para extender el Reino soñado por el padre Dios.
Coloquio.
Conversamos con Jesús agradeciendo su ayuda, bendiciendo nuestros panes y pescados para satisfacer las necesidades espirituales y materiales de tantos hermanos y hermanas que se encuentran a la deriva, como ovejas sin pastor.
Examen de la oración
Reviso la oración efectuada tratando de descubrir lo que más me ayudó y lo que me distrajo para corregirla la siguiente vez
Escribo los sentimientos que aparecieron con este texto. ¿Cuál me tocó con más fuerza?
¿Cómo se aplica a mi vida lo ocurrido en este pasaje del evangelio
¿De qué forma se logró el objetivo expresado en “la gracia” de esta oración?
Para compartir grupal
En el grupo podríamos responder a las siguientes preguntas
¿Qué sentimientos aparecieron?
Comparto los momentos más relevantes de la reflexión personal
¿Qué me ayudó más a desarrollar mi oración? … ¿Qué fue un impedimento?